La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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En busca de la sombra perdida

Hasta el aire, ya lo contó Luis Pimentel, traza su sombra sobre la hierba. Lo sabía Peter Pan, que pidió a Wendy que le cosiera la suya al talón para que no huyera por las techumbres y chimeneas de Londres. Manhattan, sin ir más lejos, no es más que una gran sombra de rascacielos de vidrio y acero. Y las catedrales y las pirámides se alzaron solo para proyectar su oscura silueta sobre el suelo de la antigüedad. Por eso, ahora que hasta para pedir un gin-tonic en el bareto del pueblo hay que escudriñar dos cartas de tónicas y ginebras más abultadas que la última parida de la literatura de aeropuerto, convendría que algún sesudo doctorando pusiera por escrito el catálogo de sombras del verano atlántico. Poco queda ya de aquella Hispania de Astérix y Obélix que una ardilla podía recorrer brincando de encina en encina, pero … Seguir leyendo

Peter Pan cumple cien años

El niño que no quería crecer ya es centenario. Aunque el imperecedero personaje forjado por el escocés James Matthew Barrie (1860-1937) asoma por primera vez en la obra de teatro Peter Pan o el niño que no quería crecer (1904), el insurrecto chaval y sus descarriados colegas del País de Nunca Jamás saltan al estrellato definitivamente en 1911 con la aparición de la novela Peter y Wendy, base de las incontables adaptaciones posteriores en formato literario, escénico y, sobre todo, cinematográfico.

 Desde entonces, el mito, al contrario que el pequeño revoltoso, no ha dejado de crecer. Peter Pan ha sobrevivido a la muy edulcorada versión en dibujos animados de Walt Disney e incluso ha dado nombre a un síndrome psiquiátrico (el de los sujetos que se niegan a madurar) y a unos leotardos inspirados en sus mallas verdes.

El libro original de Barrie pertenece a esa inclasificable especie denominada … Seguir leyendo

Peter Pan

 

En una librería de Barcelona que no sé si todavía existe, Documenta, en la calle Cardenal Casañas, encontré hace ya doce años un ejemplar del Peter Pan de James M. Barrie traducido nada menos que por el gran poeta Leopoldo María Panero, escritor obsesionado con la leyenda del escurridizo muchacho. La cosa tiene gracia, porque se supone que es una edición para el público infantil y ya el mismo prólogo de Panero, claro, no es precisamente apto para menores. Hasta tiene unos dibujillos infantiloides para disimular.

Pues bien, el comienzo de la narración de Barrie contiene una de las frases más devastadoras de la historia de la literatura. Nos adentramos aquí en la certera versión de Panero, el último poeta cuerdo en este país que, siguiendo una larga tradición, encierra a sus grandes escritores en los manicomios y a los otros los nombra académicos:

«Todos los niños del mundo, … Seguir leyendo