La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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La mirada asombrada

La grandeza de un escritor reside en su mirada asombrada (y asombrosa). La misma que le permite hallar rastros de poesía donde otros sólo ven la sucia realidad. Es el caso de António Lobo Antunes, que en este pasaje de El orden natural de las cosas es capaz de saltar desde la planicie de un retrete, donde «se oye, como una caracola, el fermentar del río», a la enormidad del estuario del Tajo: «El mal de Lisboa, amigo escritor, consiste en que tropezamos con el Tajo en cada barrio de la ciudad como se tropieza con un objeto olvidado, el Tajo que se nos aparece en todos los postigos, que nos balancea la cama, durante el sueño, con su vaivén de cuna, el Tajo y sus luces nocturnas». Nada menos.… Seguir leyendo

Con Vila-Matas y Montano

Como el papel tiene sus limitaciones y algunos buenos amigos me han comentado que les había gustado la entrevista, dejo aquí la versión íntegra de la charla que mantuve con Enrique Vila-Matas esta semana en A Coruña. Un enorme placer, claro.

—Se reedita, diez años después, «El mal de Montano» en Seix Barral, el primer libro español que ganó el premio Médicis…
—Es el libro más premiado de los míos, ha tenido cinco premios, entre ellos el Herralde, el Nacional de la Crítica y el Médicis al mejor libro extranjero publicado en Francia, que yo creo que es el más importante de todos los que he recibido en mi vida. Ahora he tenido con Dublinesca el Premio Cunhambebe de Literatura Extranjera en Brasil, que es el Médicis brasileño y que tiene un gran mérito por los finalistas que había.

—Estaban algunos de los grandes: Roth, DeLillo, Vargas Llosa…
—Supongo … Seguir leyendo

«Gómez de la Serna era un tuitero»

Explorador de abismos, descubridor de Montanos, Pasaventos, Bartleby y compañía, Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) aterrizó ayer en la UNED de A Coruña para charlar de sus obsesiones con los lectores.

—Se reedita, diez años después, «El mal de Montano» en Seix Barral, el primer libro español que ganó el premio Médicis…
—Es el libro más premiado de los míos, ha tenido cinco premios, entre ellos el Herralde, el Nacional de la Crítica y el Médicis al mejor libro extranjero publicado en Francia, que yo creo que es el más importante de todos los que he recibido en mi vida. Ahora he tenido con Dublinesca el Premio Cunhambebe de Literatura Extranjera en Brasil, que es el Médicis brasileño y que tiene un gran mérito por los finalistas que había.

—Estaban algunos de los grandes: Roth, DeLillo, Vargas Llosa…
—Supongo que porque eran más grandes han decidido eliminarlos [risas]. Ha quedado Hertha … Seguir leyendo

Décadas y lustros prodigiosos

El azar y las coincidencias siempre trazan curiosas paradojas, contradicciones y matices alrededor de las teorías oficiales u oficiosas que escupen los engranajes del pensamiento único y el márketing. A saber. Estos días nos vimos aplastados por la propaganda alrededor del aniversario de un libro sobre el llamado boom latinoamericano. Un derroche de papel que, como apuntó Manuel Rodríguez Rivero sabiamente en su último Sillón de Orejas, recibió un tratamiento más amplio que el último premio Nobel de Literatura. En medio de ese exceso, y del desparrame de obras maestras descubiertas cada semana por ciertos críticos de gatillo rápido, me cae en las manos el prólogo que hizo Michael Meyer para la edición de Walden y Desobediencia civil, del gran Henry David Thoreau. Meyer subraya el escaso éxito comercial de Thoureau en su tiempo y, de paso, recuerda que en apenas un lustro se publicaron en Estados … Seguir leyendo

El autor de «Terra nostra»

Ni la literatura, ni mucho menos la vida, suelen ceñirse a los tortuosos renglones del mercado. Tal vez por eso, porque el arte y el márketing no acaban de mezclar bien en el vaso largo y helado de la existencia, este elegante y exquisito diplomático mexicano no halló el renombre de otras voces del boom latinoamericano. Pero, cuando se esfumen dentro de unos días los halagos y pirotecnias de las habituales honras fúnebres, habrá que regresar a Carlos Fuentes. Porque este estilista de prosa barroca y torrencial dejó sobre el papel un monumento narrativo, la experimental, alucinante y alucinógena Terra nostra (1975) que lo emparenta en pie de igualdad y sin matices con los más altos hallazgos literarios de Mario Vargas Llosa (Conversación en la Catedral), Julio Cortázar (Rayuela) y Gabriel García Márquez (Cien años de soledad). El relato arrastra al lector, a … Seguir leyendo