La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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San Carlos, un jardín con candado

En Galicia antes llovía de octubre a mayo y los viejos del lugar se limitaban a observar, entre calada y calada al cigarro de picadura selecta, que hacía mal tiempo. Ahora lo llaman ciclogénesis explosiva, que suena muy a peli de ciencia ficción, hasta parece que en cualquier  momento puede asomar Flash Gordon cabalgando las olas descabelladas del Orzán. También hay trenes de borrascas, que es cuando las nubes, como los parvulitos de las Escuelas Populares Gratuitas, se ponen en fila india y se agarran por el mandilón unas a otras para desplazarse por el mundo.

El caso es que con esto de los trenes de borrascas y la explosión de las sucesivas ciclogénesis, el jardín de San Carlos lleva encerrado consigo mismo como dos meses, enjaulado tras la verja de la que cuelga un letrero municipal:

«El jardín de San Carlos permanece cerrado al público debido al aviso de … Seguir leyendo

La Barra, la cafetería portátil

Un buen día, cuando la burbuja inmobiliaria, unos avispados hosteleros decidieron que la antigua Barra de Riego de Agua esquina a Luchana no era antigua, sino una antigualla. Había que poner en su lugar algo más moderno, más in, como dicen los finolis. Y, como suele suceder cada vez que llega lo in, hubo que sacar algo out para hacer sitio. En este caso se fueron out los vejetes que echaban la partida atornillados a su silla durante timbas que podían durar más que las 24 horas de Le Mans.
Otro buen día, para ceder el paso a la modernidad y el progreso, los camareros de la antigua Barra de Riego de Agua agarraron sus bártulos, sus mesas de mármol, sus barajas, sus percheros de madera barnizada por el humo y el tiempo, su parchís y sus jubilados atornillados a las sillas desvencijadas y se largaron un par de calles … Seguir leyendo

El vuelo gallináceo del bus cobra altura, por Héctor J. Porto

El vuelo gallináceo del bus cobra altura*

Héctor J. Porto

Contra lo que muchos suponen del bus —como lugar incómodo y escasamente propicio para que florezca el sosiego y la inteligencia—, Luís Pousa (Lugo, 1971) sabe que se trata de un espacio donde la civilización es viable, sea solo porque es apto para la lectura y para la observación del mundo. Él, una mezcla poco habitual de matemático y periodista, es capaz de trazar esos mapas eléctricos dibujados por la conjugación imposible de la trama urbana de calles y callejas —o la red de carreteras convencional, nada de autopistas— y las frecuencias ilógicas de la compañía de flete. Sabe Pousa, y lo sabía Castromil, que del bus se puede decir aquello que decía Josep Pla del tren de cuando vivía en Sant Gervasi: «Los vagones de primera de dicho ferrocarril —de este tren de Sarrià que, digámoslo de … Seguir leyendo

Siete notas breviarias, por Vila-Matas

 

SIETE NOTAS BREVIARIAS*

1

ESTE PRÓLOGO LO ESCRIBO en un tranvía de Barcelona
que apenas se mueve y por ese motivo es ideal
para escribir breviarios y novelas y prólogos para breviarios,
y lo que sea. Voy en el sigiloso tranvía que sale
de la plaza Macià y quiero decir que me encantan los
autobuses, pero los detesto si lo que busco es un lugar
donde escribir al tiempo que recorrer la ciudad. Si
necesito, como hoy, escribir y pasear, me subo a este
tranvía que se desliza sin trastorno alguno y permite
que vea desde él una vida diferente.

2
HE AQUÍ UN FRAGMENTO bestia de Ejercicios de estilo,
de Raymond Queneau, aquel libro con 99 formas de
contar una historia que en gran parte pasa en un bus
de París: «Eso ocurría en uno de esos inmundos autobuses
que se llenan de populacho precisamente a … Seguir leyendo

Letras de verdad. Por Ramón Loureiro

Disculpen también hoy que nos dejemos llevar así por la emoción, que el entusiasmo resulte tan evidente. Qué vamos a hacerle. A estas alturas, a uno cada vez le cuesta más ocultar los afectos por las personas y por las cosas que quiere, entre las que naturalmente está la verdadera literatura, madre de esos libros que hacen que vivir sea más fácil, o al menos no tan difícil como de un tiempo a esta parte viene siendo.  Tienen ustedes que leer, en cuanto puedan, Breviario del bus, el nuevo y magnífico libro de Luís Pousa, que como saben ve la luz bajo el sello Rey Lear, que dirige un editor de los de verdad, Jesús Egido, y que está prologado por Enrique Vila-Matas, nada menos. La de Luis, permítanme insistir en ello, es una obra de una modernidad absoluta, en la que géneros como la narrativa … Seguir leyendo

Ya solo queda Leopoldo María

La película se tituló El desencanto, pero podría haberse bautizado sin mayores matices La demolición, porque el proceso de disección de las entrañas familiares de los Panero que ejecutan Elías Querejeta y Jaime Chávarri en este icono del cine documental español de los setenta constituye uno de los ejercicios más despiadados de ajustes de cuentas a los que se pueda someter voluntariamente una tribu. Las versiones de los mismos hechos narradas por la aparentemente ingenua Felicidad Blanc, viuda de Leopoldo Panero, y por sus tres devastadores (y devastados) hijos —José Moisés Michi (fallecido en el 2004) Juan Luis y Leopoldo María—, no es que reflejen perspectivas diferentes, sino que demuestran que sus protagonistas habitaban ya entonces en galaxias que distaban entre sí muchos años luz.
En la cinta, mientras silban los puñales que se lanzan entre sí los torturados hijos Panero, van asomando la malvada agudeza … Seguir leyendo

El lector de reojo

*Primer fragmento de Breviario del bus (Rey Lear, Madrid):

HAY LITERATURAS para leer en el ascensor. Matizo, hay, según escribió un Jardiel Poncela demasiado facha para los demasiado sin sentido del humor, relatos breves para leer mientras sube el ascensor, porque a nadie se le antojaría leer a Enrique Jardiel Poncela (o incluso a otros) mientras el ascensor, ese montacargas humano, ese funicular que se detiene a cuatro o cinco peldaños del Infierno o del centro de la Tierra, desciende a su Hades doméstico. El elevador no da para más. Ni para menos. Se reclama un disparo de prosa directo al
cerebro, al cerebelo, a las neuronas, a las dendritas o adonde sea. Un trago de adrenalina.
Pero el autobús, el modesto y hasta entrañable bus urbano, sucio de chicles y pintadas de amores profanos, da para mucho más, aunque sin alcanzar la larga hermosura de los antiguos trenes, … Seguir leyendo

Festivales

Si es factible, siempre conviene manejar la versión original. No por nada, tan solo para evitar lecturas erróneas de la realidad. Por eso, antes de que se desate la guerra de los clones de los festivales veraniegos, no está de más recordar el Festival.  Richie Havens, que se largó al otro mundo el último Día del Libro, fue el encargado en 1969 de abrir fuego en Woodstock. Él solo, con su guitarra. Sonaba Handsome Johhny.… Seguir leyendo

La mirada asombrada

La grandeza de un escritor reside en su mirada asombrada (y asombrosa). La misma que le permite hallar rastros de poesía donde otros sólo ven la sucia realidad. Es el caso de António Lobo Antunes, que en este pasaje de El orden natural de las cosas es capaz de saltar desde la planicie de un retrete, donde «se oye, como una caracola, el fermentar del río», a la enormidad del estuario del Tajo: «El mal de Lisboa, amigo escritor, consiste en que tropezamos con el Tajo en cada barrio de la ciudad como se tropieza con un objeto olvidado, el Tajo que se nos aparece en todos los postigos, que nos balancea la cama, durante el sueño, con su vaivén de cuna, el Tajo y sus luces nocturnas». Nada menos.… Seguir leyendo