La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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El timo de la niña cantora

Los chinos nos la han colado. La primera en la frente. En la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Pekín se presentó en el estadio ese del Nido del Pájaro (o como se diga) a una linda niña cantora que, según hemos descubierto ahora, estaba en realidad haciendo playback, como si fuese una triunfita cualquiera. Resulta que la auténtica intérprete estaba oculta entre bambalinas porque sí, tenía una voz preciosa, pero su «cara regordeta» y sus «dientes torcidos» no eran adecuados para presentar a la tonadillera como la «imagen correcta» de China ante el planeta. Estamos apañados. La guapita de cara tiene nueve años y se llama Lin Miaoke, y la que puso las cuerdas vocales es Yang Peiyi, de siete años, que tampoco es tan fea, la pobre, sólo tiene un par de mofletes algo orondos y los piños un poco cada uno a su … Seguir leyendo

007 tenía razón

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Lo contó en La Voz Miguel-Anxo Murado: en la película El mundo nunca es suficiente James Bond (encarnado por un pletórico Pierce Brosnan) se zurraba a tope con los malos para salvar un oleoducto que cruzaba Georgia. Lo curioso es que, como apunta Murado en su artículo, el oleoducto no existía en 1999, fecha de estreno del largometraje, en el que una deslumbrante Sophie Marceau (en el pellejo de Electra King) se deslizaba entre el bien y el mal, muy al estilo Skywalker sénior, azuzada por un Robert Carlyle al que recordamos en sus grandes papeles de Trainspotting y Full Monty.

Ese oleoducto, que pasó de un plumazo de la ficción al mundo real, es ahora una de las razones para los combates entre rusos y georgianos en Osetia. Murado ha titulado su columna, con acierto, Licencia para hacer la guerra. Ya veo a los sesudos … Seguir leyendo

Los ochenta en estado puro

Los ochenta empezaron muy mal. El 8 de diciembre de 1980 Mark David Chapman asestaba cuatro tiros en la puerta del edificio Dakota de Nueva York a John Lennon, que sólo unas horas antes había estampado su autógrafo en el álbum Double Fantasy que le había tendido el asesino. 1982 fue la hecatombe del Mundial y del maldito Naranjito, que nos amargó la infancia a todos los enanos que ingenuamente creíamos que Zamora, Satrústegui, Arconada y demás paquetes de aquella selección innombrable iban a hacer algo más que caer eliminados a las primeras de cambio. Alucino cuando, por ejemplo, en A Coruña o Santiago, todavía veo abierto algún bar que luce el fatídico cartel: Mundial 82, como si aquel cataclismo absoluto fuera algo para recordar. Hombre, yo celebro que en aquel campeonato, con once añitos de nada, al menos fui a Riazor a ver un partido Seguir leyendo

Un libro con dos comienzos

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Como explica Julio Cortázar en el Tablero de dirección que abre Rayuela, «a su manera este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros. El primero se deja leer en la forma corriente y termina en el capítulo 56, al pie del cual hay tres vistosas estrellitas que equivalen a la palabra Fin. Por consiguiente, el lector prescindirá sin remordimientos de lo que sigue. El segundo se deja leer empezando por el capítulo 73 y siguiendo luego en el orden que se indica al pie de cada capítulo».

Por tanto, la gran contranovela del brujo Cortázar no tiene uno, sino al menos dos comienzos: el que se sitúa, siguiendo las convenciones del género, en el arranque del volumen y el que se asoma a la página 438 bajo la cifra 73 que numera este capítulo que, en realidad, no es un capítulo, sino un fragmento, como probablemente … Seguir leyendo

Diez ediciones de «Firmin»

firmin.jpgFirmin, la deliciosa historia del ratoncito que vivía en el sótano de una librería de Boston, ha alcanzado ya su décima edición en español en el sello Seix-Barral (la primera fue en octubre del 2007). Todo un lujo en un mercado saturado por los que se abonan a la conocida receta de paranoias políticas, conspiraciones eclesiásticas, revisiones trasnochadas de los Episodios nacionales de Galdós y otras fórmulas de digestión fácil más propias de un hipermercado que de una expendeduría de libros (antes conocidas como librerías). La novela de Sam Savage, de la que hablamos aquí en marzo, demuestra que, más allá de la mercadotecnia y de los juegos de intereses de ciertos tinglados mediáticos, un buen texto puede abrirse paso entre los lectores que, en contra de lo que algunos suponen o nos quieren vender, en realidad no son tontos, sino extremadamente inteligentes. Ya lo apuntaba Harold BloomSeguir leyendo

Encrucijada

gimferrer_pere.jpgSerá cosa de las neuronas, que ya no carburan como a los veinte y que establecen las conexiones cuando les apetece, pasando mucho de su atribulado propietario, pero horas después de escribir aquí sobre los blogs de papel, acabo de recordar el final, escrito el 14 de marzo de 1982, de ese deslumbrante Segundo Dietario de Pere Gimferrer, en el que el gran estilista de la rambla de Cataluña nos cuenta su encuentro con Josep Pla en un salón del Hotel Ritz de Barcelona. La prosa de Gimferrer, perfecta, nos relata así esta encrucijada en los caminos de dos blogueros de cuando apenas había blogs. Ni siquiera de papel. Así remata el autor de Arde el mar la entrada correspondiente al 14 de marzo, con la que pone punto final a su fabuloso texto (Segundo Dietario, editorial Seix-Barral, abril de 1985, traducción del catalán de Basilio Losada):… Seguir leyendo

Blogs de papel

josepplafoto.gifAntes del blog, claro, ya existía el blog. Era de papel. A menudo manuscrito. Y los había hermosísimos. Qué es si no El cuaderno gris, de Josep Pla, que la fundación que lleva su nombre ha convertido en una preciosa bitácora digital: elquaderngris.cat/blog/, publicando cada día la entrada correspondiente a la misma jornada de hace noventa años (nos lo contó el sábado Pablo González en el suplemento Culturas de La Voz). El catalán original se deja leer bastante bien (uno, como presumía Aznar, parla català en la intimidad, será porque el menda estuvo un par de años en Barcelona, subiendo el barrio de Gràcia a mano derecha, en la calle Perill, o sea del Peligro). El cuaderno es el dietario de dietarios. La invención misma del dietario.

Otros blogs de papel, o blogs antes del blog, son los Dietarios del gran Pere Gimferrer, las Greguerías de … Seguir leyendo

La resurrección del emepetrés

Salvando, amigo Christian, las enormes y obvias distancias entre estas cutres farrapadas y aquella lección diaria de periodismo literario titulada Á marxe, esto del emepetrés me está recordando las deliciosas historias que nos contaba Carlos Casares sobre su gato Samuel. Lo digo únicamente porque el artilugio de marras se empeña en aparecer una y otra vez en este rincón bloguero de La Voz, como aquel felino, que asomaba de vez en cuando sus mostachos por la contraportada del periódico y que, gracias al talento narrativo de Casares, siempre nos dejaba con una sonrisa en los labios. Y en el cerebro.

Bueno, pues el emepetrés, que dábamos por difunto en pasados episodios, ha resucitado, aunque sólo sea parcialmente. Me explico. La presunta defunción se produjo por la salida al espacio exterior de esa ruedecita que tienen estos aparatos para ir pasando las canciones. De tanto andar saltando de … Seguir leyendo

El pequeño chamarilero

Iba a escribir un comentario para responder a Prometeo, pero, como casi siempre, la cosa se me ha ido de las manos y he acabado perpetrando un post, aunque, por supuesto, no es que uno tenga muy claro tampoco dónde termina un comentario y empieza un post, si es que esas fronteras de género (de género literario, que no se me irrite Bibiana) tienen algún sentido hoy en día. Bueno, a lo que íbamos. Prometeo, yo también practicaba de niño ese entrañable oficio de chamarilero: iba por la calle recolectándolo todo, para desesperación de mi madre, que asistía atónita al espectáculo del niño trapero que luego transportaba su fardo de objetos inútiles hasta la casa, convertida en una improvisada cacharrería. Recogía palos, hojas secas, caracoles, engranajes, tuberías, relojes rotos, insectos, qué sé yo, todo tipo de artilugios y estrafalarios seres vivos. Cuando iba a la playa de Riazor … Seguir leyendo

El MP3

Ha palmado mi MP3. Le tenía cariño al bicho porque me lo regaló mi santa, ya va para tres años, cuando estaba tumbado en el box número no sé qué de la unidad de cuidados intensivos, después de que los cirujanos le pusieran un par de piezas de recambio a mi corazón. El artefacto me hizo compañía durante aquellas primeras 24 horas de insomnio y flipe (el oxígeno y los calmantes colocan un poco, ya se sabe). En la uci, por no tener, uno no tiene ni gayumbos. Ni las gafas. Está en bolas ante la nada. Sólo el pequeño MP3 gris me distraía un poco entre las rondas de las enfermeras, que son lo más parecido a la bondad absoluta con lo que uno se puede tropezar.

Allí estábamos mi insomnio, la docena de cables que me salían del cuerpo por diferentes orificios, el tubo fluorescente que nunca se … Seguir leyendo