Pecholobo
El anticiclón tiene efectos devastadores sobre la percepción del riesgo de algunos varones de la especie Homo sapiens. El machote, con los primeros sudores, se viene arriba y piensa que vuelve a tener veinte tacos y que todavía es capaz de sacar músculo delante de las churris. Sería cuestión de seguir al cincuentón recién divorciado, escoltado por unos antropólogos, en plan documental de la BBC, y estudiar el comportamiento del maromo en verano, que es su época de apareamiento favorita. El cachimén, inflamado por las brisas africanas y con la testosterona desbordando la tapa del cráneo, lo mismo se casca un maratón de 36 horas de futbito playero que conduce a 180 por una corredoira para fardar de cilindros o que trepa hasta el último chirimbolo del acantilado para hacer el salto del ángel sobre las olas acuchilladas por los cantiles. El pecholobo, claro, acaba desvertebrado sobre las rocas, … Seguir leyendo