La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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El vuelo gallináceo del bus cobra altura*

Héctor J. Porto

Contra lo que muchos suponen del bus —como lugar incómodo y escasamente propicio para que florezca el sosiego y la inteligencia—, Luís Pousa (Lugo, 1971) sabe que se trata de un espacio donde la civilización es viable, sea solo porque es apto para la lectura y para la observación del mundo. Él, una mezcla poco habitual de matemático y periodista, es capaz de trazar esos mapas eléctricos dibujados por la conjugación imposible de la trama urbana de calles y callejas —o la red de carreteras convencional, nada de autopistas— y las frecuencias ilógicas de la compañía de flete. Sabe Pousa, y lo sabía Castromil, que del bus se puede decir aquello que decía Josep Pla del tren de cuando vivía en Sant Gervasi: «Los vagones de primera de dicho ferrocarril —de este tren de Sarrià que, digámoslo de paso, ha sido lo único que ha funcionado en serio en Barcelona durante estos últimos años— fueron el primer ambiente cosmopolita normal de la ciudad». De alguna manera como Pla con su Viaje en autobús de posguerra, Pousa traza la vida que desde ellos se percibe —la perspectiva de la ciudad es única, defiende—, la vida que aflora entre paradas, en su calma y su atropello, en sus lentos y torpes vuelos gallináceos, que diría el autor ampurdanés. Pousa, que, en su coherencia busera, no tiene ni carné de conducir, eleva ese vuelo de ave de corral para introducir los recorridos del urbano —y equiparar su dignidad literaria con la proverbial fama de que siempre gozó el ferrocarril— en la historia de las letras. En breves trayectos, tan diversos como lo son las músicas del soneto, conecta la red del callejero municipal con las estaciones intermodales del arte y lleva el viaje a rincones en los que el lector se ausentará con Vila-Matas, entrevistará a la criada de Anatole France, desconfiará de Salinger, recuperará al Cela andarín, alucinará con Fogwill, se aliviará con Maruja, sanará con Torga. Feliz trayecto.

*Reseña publicada hoy en el suplemento Culturas de La Voz de Galicia

Breviario del bus en Rey Lear