La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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Vacaciones de las vacaciones

La peña está muy pero que muy equivocada. Lo que más agota no es trabajar diez horas en la oficina, para nada, lo que te deja exhausto, pero de verdad, es descansar. En el curro hay cierto orden y, llegado el caso, hasta puedes ir a Magistratura a preguntar qué hay de lo tuyo. Pero en vacaciones el día resulta que tiene 24 horas, vaya desfase, y la gente, en vez de tumbarse en una hamaca a contar las agujas del pinar, tolea del todo y se pone a hacer cosas rarísimas que jamás haría en invierno, unas cosas que acaban siempre en ing o en surf, qué manía, rafting, kitesurf y en ese plan. Y, claro, el veraneante, o se rompe directamente la crisma, o remata en el desguace, buscándose a sí mismo entre la chatarra, porque a esas paridas de importación suma otros deportes de riesgo, … Seguir leyendo

El Tetris del maletero

Para los manazas patológicos, los que aprobábamos con un suficiente raspadito la maldita Pretecnología, los que nos pasamos la vida dentro de un capítulo de Mr. Bean, hoy, penúltimo foguete de agosto, toca superar uno de los grandes martirios del verano: resolver el Tetris del maletero, o sea, volver a meter en el monovolumen eso que a la ida cabía daquela maneira, forzando un poco los engranajes y las cremalleras, y al regreso, con los añadidos, ya no encaja pero es que ni echando mano de los cerebros de la logística portuaria. Comparado con estibar unos contenedores a pie de muelle, lo del puzle de las maletas sí que es una machada, porque hay que tener agallas para darse de guantazos con ese burato enmoquetado y tétrico (que viene de Tetris), en el que los bultos se expanden a mayor velocidad que el universo, mientras ya hay un plasta … Seguir leyendo

El rey Georgie

El verano se resume en los piños ultrablanqueados y el tupé asfaltado de Georgie Dann, hacedor de poemas sinfónicos como El negro no puede o La barbacoa. El franchute sigue por ahí, vivito y coleando, o quizás disecado en una vitrina como el bosquimano de Banyoles, no lo tengo muy claro, pero perpetuando ese engendro diabólico llamado canción del verano, que en realidad siempre es la misma melodía pegadiza o pegajosa, como se diga, con el estribillo algo retocado, lo mismo da, la partitura vale tanto para el clasicismo de El chiringuito como para la anarcoide Mecagüento. Georgie, siempre innovador, ilumina el estío del 2010 con Los huevos, un huevito por aquí, un huevito por allá, con un teclado de fondo que hace añorar a aquellos gitanillos de la cabra en la escalera, y una letra llena de matices, entre Rocco Siffredi y los cuadernos … Seguir leyendo

El anticiclón de las Azores

La culpa de todo la tiene el anticiclón de las Azores, esa A tremebunda que aparece desmayada en medio del Atlántico y que nos hace sudar solo de verla en la pantalla, emboscada tras la chepa del hombre del tiempo. La A de las Azores es como el primo cachimén del mapa: con plantarse entre las isobaras ya espanta a las bes borrascosas y timoratas que rulan a su alrededor y que se piran con los glúteos apretados a otras latitudes, no sé, a Groenlandia o así. Las Azores, colgadas en mitad de la nada del océano, dan vértigo solo de mirar para ellas, como cuando no atinas con el Google Earth y caes a plomo sobre la mar arbolada o montañosa del Gran Sol. Estos peñascos seguro que son un lugar acongojante, aunque algo a desmano, pero el caso es que no suenan a nada bueno, porque además … Seguir leyendo

El chiringuito

Con tanto restaurador intelectualoide, tanta cocina de diseño y tanta tortilla deconstruida o inmolada, lo que sea, del chiringuito de toda la vida, con su mugre histórica y su ensaladilla disecada en el mostrador desde el verano de 1989, ya no queda nada. Ha sido barrido por la quiebra de Lehman Brothers y por los inspectores sanitarios, qué quisquillosos se han vuelto estos chorbos. El chiringuito playero antes conocido como Casa Manolo, arroces y tapas variadas, ahora se autoproclama Vinoteca Don Manuel & Cía, luce estrella Michelín, aire acondicionado y camareros controlados por videoconferencia desde la central, aunque la verdad es que, informatizados y todo, siguen igual de bordes que en 1989. Lo que permanece inmutable en el tiempo es el palo que te zoscan por una paella para cuatro, que ya cotiza como nouvelle cuisine, para algo somos europeos. Es lo que tiene el IPC que, año tras … Seguir leyendo