La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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En su espléndida colección de novelas El cuarteto de Alejandría Lawrence Durrell nos obsequia con una de esas sentencias cargadas a un tiempo de hermosura y profunda verdad: «No puedes amar de verdad una ciudad hasta que ames a alguien que habite en ella». La frase emerge de la memoria al leer la última narración de Orhan Pamuk (Estambul, 1952): El museo de la inocencia, un relato que demuestra a lo largo de más de 600 páginas cuánta certeza encierra la afirmación de Durrell. Porque la nueva novela de Pamuk —la primera que publica tras alzarse en el 2006 con el Premio Nobel— es, sobre todo, una gran novela de amor. Del amor entre sus protagonistas: el adinerado Kemal, de 30 años, y su prima lejana Füsun, una dependienta de 18 años; y del amor por Estambul que derrocha el autor en estas páginas y que, como muchas historias de amor, es en realidad una historia de amor y odio o, mejor dicho, de amor hasta en el odio, de amor hasta en el rechazo a aquello que nos repele del ser amado.

La novela, que también se puede leer en gallego en la excelente edición de Galaxia, narra la obsesión patológica de Kemal por Füsun, que lo lleva a romper el compromiso con su novia Sibel, perteneciente a su clase y educada en Europa. Una obsesión que se prolonga durante décadas para acabar convirtiéndose en ese Museo de la Inocencia al que alude el título, y que es un vano intento del amante por tratar de congelar el tiempo y su destrucción. Así, poseído por ese afán de recopilar toda una existencia, Kemal alza un templo laico en el que, además de acumular toda suerte de objetos relacionados con Füsun, añade hasta el mínimo rastro de los barrios de la ciudad por los que deambularon los amantes. Para dar forma a su sueño, Kemal visitó hasta su muerte nada menos que 5.723 museos, deteniéndose particularmente en esos pequeños recintos en los que apenas hay público y donde el espectador percibe el sonido de sus propios pasos sobre las baldosas. Este museo de ficción, por cierto, cobrará vida en Estambul, ya que Orhan Pamuk está ultimando la apertura el próximo año de un recinto en el que exhibirá una colección de objetos recogidos en mercadillos y rastros y que, de diversas formas, inspiraron esta intensa historia de los amores difíciles.

  *Publicado hoy en el suplemento Culturas de La Voz de Galicia