La Voz de Galicia
Navegar es necesario, vivir no es necesario (Pompeyo)
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A ver quién es el guapo que se atreve, en el 2008, a componer, interpretar, y ya no digamos a publicar, una canción de trece minutos. El solo final es único, aunque eso ahora, claro, ya no está de moda, pero es que las cosas que están de moda, al final, lo que sucede es que pasan de moda y listo. Por cierto, creo que una revista especializada en música ha hecho una lista con los grandes guitarristas de la historia del rock y no sé por dónde ha dejado a Mark Knopfler, porque en anteriores nóminas lo habían colgado por el escalón número 27 o así.

A disfrutar de la alquimia de Dire Straits (puros ochenta, sí, qué pasa), aunque sea en dos capítulos, porque en las escuetas dosis de YouTube no cabe esta enorme canción. El que pueda, que la escuche con ese trasnochado e impagable crujido que da el vinilo, con sus rayaduras y sus posos de polvo. La letra, por cierto, es de las que se te quedan incrustadas en la memoria, como uno de esos obstinados moluscos que no se despegan de su roca pintada de algas ni con una bomba de hidrógeno. Ya me callo. Aquí Telegraph Road, aquí unos amigos.