La Voz de Galicia
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Con ocasión de la reciente tragedia ocurrida en una mina leonesa, algunos medios han vuelto a herir los oídos de su audiencia atribuyendo la condición de heridos a varios mineros afectados por el accidente pero que fueron rescatados con vida y pudieron recuperarse en el hospital. Ninguno de ellos tenía heridas, por lo que no estaban heridos.
La herida es la perforación o desgarramiento en algún lugar de un cuerpo vivo. Más extensa y precisa es la definición de la Academia Nacional de Medicina: «Efracción [rotura] de la piel, de las mucosas o de la superficie de cualquier órgano interno causada por un traumatismo mecánico, accidental o terapéutico».
Hay heridas abiertas (con los bordes separados), contusas (producidas por un agente romo), incisas (causadas por un objeto con filo), incisocontusas, infectadas o sépticas, laceradas (causadas por objetos de bordes dentados), penetrantes, perforantes, en sedal (con orificios de entrada y salida)… Ninguna de ellas la tenían las víctimas de la tragedia minera. Lo que sufrieron aquellos mineros fue asfixia, estado del organismo que se produce por la falta o ausencia total de respiración de aire.
En efecto, hubo una repentina acumulación de grisú, que desplazó el aire y los privó del oxígeno necesario para mantener la vida. El grisú es un gas, mezcla a su vez de varios otros, el principal de los cuales es el metano. Este no es tóxico. Sus peligros son otros: forma mezclas explosivas y en un lugar cerrado puede desplazar el oxígeno. Esto es lo que ocurrió en León.
El problema para los periodistas es que no hay un sustantivo específico que designe con precisión a las víctimas de la asfixia. Las que pierden la vida  son «los muertos», pero las que salen del percance con vida aunque malparadas no tienen un sustantivo que las identifique por sus problemas de salud. Podría emplearse con esa función el participio de asfixiar, asfixiado, pero tiene el inconveniente de que los fallecidos también sufrieron asfixia.
Habrá que echar mano de otros recursos expresivos, pero, en cualquier caso, quienes sufren asfixia no son heridos, como tampoco lo son los quemados y los intoxicados.