La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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La noticia es sabida. Once escritores gallegos que fueron galardonados con un Premio Nacional (estatal) de Literatura han pedido la dimisión del conselleiro de Cultura, Roberto Varela. La misiva se produce en respuesta a unas declaraciones polémicas sobre la cultura gallega -«está ensimesmada e acomplexada»- y llega en un momento en que la figura del ex diplomático llegado de Nueva York se encuentra muy deteriorada, quizá más que la de su homónimo en Educación, el controvertido Jesús Vázquez.

El viernes pasado un runrún se apoderó de la presentación a todo trapo del Xacobeo en Fitur. Una web  publicaba que el conselleiro había comunicado en la feria madrileña del turismo que se marchaba al presidente Feijoo. La noticia desapareció un tiempo después de la página, pero estuvo el tiempo suficiente para conseguir cierta repercusión. EL PSdeG, por boca de Mar Barcón,  pidió que se confirmara si era cierto o no.

A nadie le hubiera extrañado que lo fuese. La gestión del conselleiro, un político culto y capaz, pero en fase beta, sufre varios incendios. El primero, y permanente, tiene que ver con ese inmenso devorador de millones sin alma que es el complejo del Monte Gaías, la futura Ciudad de la Cultura. El segundo, de calado, es manejar a la comunidad de personalidades que pueblan el mundo cultural galaico,  afines en general a las otras dos principales formaciones políticas, PSdeG y BNG.

El tercero, y de mayor urgencia, es el Xacobeo (Cultura también lleva turismo). Solo hay  que echar un vistazo a las hemerotecas para comprobar que no va bien. Problemas en los Caminos, dudosa proyección internacional, reyertas con los Concellos, escasa coordinación con otras administraciones, una programación cultural sin grandes reclamos, una versión virtual falsa, hasta falla el Papa…  Sobre sus espaldas recae una gran carga. Según Feijoo, el año santo es la gran oportunidad de salvar la economía este año. Pero…

…Varela, que cuando llegó al cargo estaba «fascinado» por el desafío de organizar el Xacobeo, ahora acumula un fuerte desgaste.  ¿Y está quemado más allá del punto de no retorno con la política gallega? Pues quien sabe, pero no faltan voces autorizadas que aseguran que de haberle dejado, hubiera unido su firma a la de los eximios literatos que reclamaron su adiós. Pero también en esto, por ahora, tiene las manos atadas.