La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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La política gallega es cosa de tres. No hay sitio para más. Ni el partido de Rosa Díez -que recibe muchos regalos mediáticos en Madrid y pretende capitalizar el voto de los que creen que es malo que sus hijos aprendan gallego-, ni Izquierda Unida (su espacio político lo ocupa el BNG), ni Terra Galega o el Partido Galeguista (no son más que difusas agrupaciones de «notables») tienen remotas posibilidades -a día de hoy- de- llegar a O Hórreo.

En el mapa político gallego apenas cuentan -fuera de ciertos ámbitos locales-. Y apenas contarán. Aunque suban una barbaridad sus votos. Se encargó de ello Fraga en 1993. Quería cerrar el paso a la coalición (UG-EG) que entonces capitaneaba un histórico del nacionalismo, Camilo Nogueira. Y lo hizo subiendo la barrera para obtener representación parlamentaria:hay que obtener al menos un 5% de los votos válidos emitidos en el conjunto de la comunidad.