La Voz de Galicia
Políticamente, solo se puede ganar o morir
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Frente a la omnipresencia mediática de Obama, McCain buscaba causar impacto con la designación de Sarah Palin -gobernadora de Alaska- como candidata a la vicepresidencia. Lo logró.  Porque es la primera vez que una mujer figura en ese rol. (Edito y rectifico: Mil perdones, esto es falso. Solo es la primera mujer del partido republicano, los demócratas ya presentaron en 1984 a Geraldine Ferraro como número 2 de Walter Mondale. Gracias a Paco Padín-San Martín por la corrección). Y porque es una figura política de armas tomar, de las que no dejan indiferente a nadie: dinámica, joven, ultraconservadora, antiabortista, antiecologista, creacionista, violenta (miembro muy destacado de la Asociación Nacional del Rifle) …

Para bien o para mal -los votantes dirán el 4 de noviembre-, un torbellino ha irrumpido en la campaña republicana. Para bien o para mal, Palin va a ser abuela. Y, sorpresa, sorpresa, su hija menor de edad no está casada -lo estará en breve, por lo civil o lo criminal-. Tampoco hizo caso de las instrucciones políticas de su madre, que proclama la abstinencia sexual como patrón de conducta para la juventud y publicamente rechaza los preservativos.

En España toda esta información no saldría a la luz pública. A mí me parece bien. A Obama, también. El candidato demócrata no se ha manchado las manos y ha declarado que no habla de la vida privada de sus rivales. No lo necesita. Otros lo harán por él. Tiene un ejército de colaboradores dispuestos a hurgar en la basura de McCain y compañía. Y muchos medios afines. De aquí a noviembre habrá más sorpresas. Y Sarah Palin será protagonista en más de una. Para bien o para mal.

Como bien dice Íñigo Sáenz de Ugarte en Guerra Eterna, las campañas estadounidenses son  imprevisibles. En ellas pasan muchas cosas, pero nunca se sabe a quién benefician.