Ahora que José María Aznar ya no administra tan sabiamente sus silencios y pone a caldo a Rajoy un día sí y otro también, no está de más brindarle un pequeño homenaje a un espacio de televisión, los guiñoles, que retrataron durante años con buen humor, algo de mala leche y una buena dosis de parcialidad la actualidad política diaria.
Fueron santo y seña de Canal+ cuando emitía en analógico. Perdieron fuelle con su pase a Cuatro. Ahora han sido jubilados.
Por su elevado coste, dicen, y también porque contra Aznar vivían mucho mejor, digo yo.
Era más fácil cargar la mano contra el ex presidente, quizá el personaje que más se parecía a su caricatura -aunque esta era mucho más humana- y que dio más juego a los excelentes guionistas del programa.Descansen en paz los guiñoles. Se les echará de menos. Yo al menos. Y es que no sobra el humor político en este país. Como tributo y despedida, una de sus mejores piezas.