1. Las primarias siempre han sido secundarias. Solo las quieren los que no pueden ganar de otra manera. Los partidos, que siempre quieren estabilidad y suelen desconfiar de la democracia interna, suelen arrinconarlas en cuanto pueden.
2. En política hay actores y jugadores. A los primeros en mayor o menor medida los conocemos todos. Los segundos -que también pueden ser actores- son los que mueven los hilos. Y suelen jugar a largo plazo. Con cartas en la manga.
3. Las peticiones para reformar el sistema electoral son cíclicas. Casi nunca prosperan. No suelen interesar a los partidos que han ganado las elecciones. ¿Para qué cambiar una fórmula que funciona?
4. Muchos partidos perdieron las elecciones del 9-M. De momento no ha rodado una sola cabeza política. ¿Rodará?
No por la falta de democracia interna. Los partidos políticos de este país, estan en manos de clanes, varones o familias que se reparten las cuotas de poder y salvo un desastre descumunal, aguantan siempre el temporal en espesa de mejores tiempos.
Bueno, hay una cabeza que sí ha rodado… La de nuestro dilecto Gaspar…
La de Gaspar rodará, pero de momento sigue ahí como diputado ¿cómo va a renunciar al escaño? y cabeza visible de Izquierda Unida, bien agarrado al machito.
Eso, eso bien agarradito a la poltrona y al sueldon…
Ahora que probó la miel y tiene la boca dulce, si se va, sera para la «casa comun» donde terminan todos los izquierdistas de papel.
Anguita… Resucita de unha vez.