La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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1. Eres pequeño y canciones como «More Than A Feeling» de Boston no te llaman la atención ni remotamente. A esa edad necesitas algo más inmediato, más arrebatador, más explosivo, más que te dejase sin palabras. Algo como Michael Jackson, vamos.

2. ¡Ays! Pero empiezas a controlar un poquito en la preadolescencia y a manejar el concepto «balada». Te enganchaba la cancioncita de marras que llega a través de los mayores. La defiendes como «música de calidad» frente a la porquería de radiofórmula que escuchan tus compañeros. Esos arranques revelan una nueva sensibilidad musical que te lleva a regiones de estremecimiento inexploradas.

3. No va a durar mucho el estadio anterior. Ojo, porque se avistan cambios. Bruscos. Llega la adolescencia, la lectura de revistas y el criterio. ¡¡¡¡Auuuuuuu!!! Aparece la segunda vuelta al «controlar un poquito». La canción ya no vale. Y hay que fingir que nunca ha valido. Es Adult Oriented Rock (dígase con tono se repugnancia). Eso mola menos que la peste. ¿Por qué? Se trata de rock formulario para las FM, hecho solo para ganar dinero, sin uñas ni mordiente. Apunta el nuevo dogma: el AOR es el demonio.

4. Ummm…, ya con veintitantos largos, aparece el tema un día en M80 y te sorprendes a ti mismo tarareándolo. Vaya, te coge con las defensas bajas. Igual que te pilló el «Take On Me» de A-Ha la semana pasada. La empiezas a apreciar en plan «irónico» o «boutade» de tío-sin-prejuicios-pero-que-mantiene-las-distancias. Ejem, la peor (y más cínica) de todas las posturas imaginables.

5. Todo hasta que, bastante años después, ya columpiándote en los 40, te la clavan en el Rock FM que quedó puesto del viaje anterior (cuando ya solo aspiras a escuchar temas molones en el coche mientras vuelves de hacer la compra el hipermercado) y, vaya, te derrites totalmente con ella. Pero de verdad. Te pones incluso a hacer air guitar. Y no sacas el mechero porque no fumas, que si no…

6. Llegado a ese momento, se produce la regresión al punto 2, del que nunca deberías haber escapado. Sí, el de sentir las canciones a flor de piel cuando las melodías se deslizan por ella como algo poderoso. En efecto, es un señor tema. Canten conmigo: «It’s more than a feeling / When I hear that old song they used to play»