La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Cuando yo tenía 12 o 13 años había grupos que sonaban continuamente por ahí que detestaba. Uno de ellos era El Último de la Fila. No sabía explicarlo muy bien entonces, pero creo que me reventaba su sonido afilado. También su estética y su actitud de normalidad haciendo playbacks. Todo ello con un éxito desmedido. Además, la gente que supuestamente entendía de música los apreciaba. Nunca los entendí…

«Insurección» sonaba constantemente. Los mayores a mí se estremecían cantándola. Era algo parecido a lo que ocurría con Radio Futura o Golpes Bajos, una especie de rareza para todos los públicos que a mí se me escurría entre los dedos sin posibilidad alguna de atraparla.

Todo hasta que la pasada primavera vino Iván Ferreiro al Playa Club Coruña a dar uno de los concierto de presentación del Atlantic Fest. Interpretó esta canción. Y le gente se fundió con él, cantándola. Yo estaba fuera de la sala, charlando con unos colegas y, de pronto, sonó. Clic. Conecté por arte de magia. Me metí por sus particulares curvas melódicas, por esa euforia que desprende y por la fuerza que comanda la pieza en cada cada compás.

De pronto, 30 años después, conecté por arte de magia. Me metí por sus particulares curvas melódicas. Me contagié por esa particular euforia que desprende. Y sentí por dentro la fuerza que comanda el tema a cada compás. Nunca es tarde para reconciliarse con ciertos grupos y ciertas canciones. Sobre todo cuando son tan grandes como esta maravillosa «Insurrección»