La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Hace unas semanas entrevisté a Guille Milkyway para Fugas y la verdad es que se me fue un poco la mano en mi protagonismo en la entrevista. Todo me parecía interesante, pero el hecho de estar yo ahí opinando e interviniendo me generaba dudas. Son esas reglas del periodismo que a veces hay que romper, pero que te hacen sentir algo inseguro al hacerlo.

En la última pregunta, la referida a si la música le salvó la vida, él hace una reflexión sobre la emoción necesaria para escribir sobre ella. Su respuesta veo que le ha gustado a mucha gente. Revisando la transcripción veo que había dos preguntas más que omití precisamente por eso, para evitar mi presencia exagerada. Teniendo en cuenta que el blog es algo más personal, las recojo aquí porque tratan de una cuestión que intermitentemente sale en las relaciones músico-periodista.

-Un reproche que recibimos a veces los periodistas musicales por parte de los músicos es que supuestamente no sabemos de música, porque (supuestamente también) no sabemos tocar instrumentos. El reproche que yo le hago a los periodistas, cuando me pongo en el papel de lector, es que me hablan demasiado de parecidos y escenas. Me falta la emoción. Creo que de los Sex Pistols hay que hablar en términos de furia, rabia, ira y fuego en la boca. Y no en escalas de acordes, situacionismo o en si copian aquí o allá.

-Es que no hace falta más. El músico mismo, si no hace ese esfuerzo, no llega a la música. Lo veo continuamente. Músicos que, de repente, escuchan un disco de eso o lo otro y lo primero que te dices es: “Bah, esto ¿Te has fijado? Es la típica rueda de acordes que no sé qué». ¡No me interesa! ¡Ya lo sé! ¡Joder, que todo el blues y todo el doo woop es esa rueda de acordes! A mí lo me interesa es ese discurso emocional. Lo otro tiene un interés más técnico. Lo de las referencias es más divertido para leer en profundidad en un libro sobre el grupo, pero ese análisis puramente emocional, que es el que tiene David el del bar, es el que me interesa.

Otra cosa es que una persona quiera hacer una crítica sobre técnica de la música y él no sabe técnicamente sobre eso. Eso claro que molesta al músico. Si no, es que es muy pobre. ¿Qué pobreza de crítica si me vas a hablar de los Sex Pistols hablando de referentes y escalas cromáticas?

-Yo le doy charlas a los niños sobre historia del pop. Les pongo “Anarchy in The Uk” cuando la tocaron en la tele con Johnny Rotten desencajado de furia. Me inspiro en el libro de «El Monstruo de los colores». Les digo lo que es la ira, lo que es alguien enfadado y los animo a que gruñan. Lo entienden a la primera.

-Es totalmente así. A lo otro se llega más tarde, porque hay algo ahí que te llama la atención desde el punto de vista técnico. Pero lo otro es lo que te va a dotar de un criterio de por vida. Alguna vez he pinchado para público infantil. Les cambiaba rápido de canción y que cada uno bailase como quisiera. Les ponía a los Sex Pistols y luego a Chet Baker. De pronto veías a los niños cómo bailaban de un modo más introspectivo. Si yo les hago una crítica técnica de un disco de los Sex Pistols y Chet Baker a lo mejor creen que hacen una música parecida, con unas escalas un poco distintas. Pero no, no lo es.