La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Volvieron en el 2012 de una manera totalmente imprevisible y se quedaron. Aerolíneas Federales, la facción más pop y desenfadada del Vigo de los ochenta, siguen repartiendo alegría y fiesta en los escenarios con un repertorio irresistible. Esta noche (Playa Club, 23.00 horas, 10 euros anticipad y 13 en taquilla) se suman a Los conciertos de Retroalimentación con su veteranía a cuestas y la garantía de que su fórmula continúa funcionando a la perfección. Silvino D. Carreras se encarga de contestar la entrevista

-Aunque todos tenemos la imagen de Aerolíneas Federales como un grupo fresco y pop, lo cierto es que arrancaron en Vigo en formato trío, con una caja de ritmos y un tanto oscuros.

-Sí, en aquella época en Vigo era relativamente corriente. Nosotros empezamos así, Golpes Bajos también y algún grupo más.

-¿Era Vigo una ciudad muy after-punk?

-Sí, nosotros estábamos muy influenciados por grupos como Joy División. Flechi, el otro integrante que se fue cuando entró Rosa y Coral, era súper fan.

-¿Y cómo descubrían a Joy División unos chavales de Vigo en 1981?

-Había una tienda, Elepé, de toda la vida. El chico que trabajaba allí estaba muy al tanto de las novedades. Teníamos mucha accesibilidad a todo lo que salía.

-La entrada de las chicas en el grupo supone un punto de ruptura. ¿Entró con ellas la luz y el pop?

-Sí, fue un cambio muy grande. Fue de forma casual. Nosotros no teníamos un local fijo de ensayo. Un día íbamos en casa de un amigo y otros en un bar, sin mucha regularidad. Una de las veces que habíamos quedado para ensayar llegué tarde y Rosa, que era mi novia en ese momento, y Coral, que era la novia de Luis, estaban con Miguel. Para hacer tiempo, medio de coña, medio en serio, él propuso que se pudieran a cantar. Cuando yo llegué ya me dijeron que se quedaban en el grupo [risas]. Fue improvisado. Además, como nos gustaban los Rezillos, lo vimos muy claro.

poster-15-Esos coros son la gran seña de identidad de Aerolíneas Federales. No son iguales a los de los demás grupos, son muy particulares.

-Siempre fuimos un grupo muy poco profesional. Nosotros tocábamos, pero ellas eran completamente ajenas. Rosa y Coral cantan como podrían cantar en su casa [risas]. Ni siquiera ahora tienen la consciencia de ser músicos. Coral tiene su propia personalidad y Rosa también. Pero yo creo que cuando más fuerza tienen es cuando ambas cantan juntas. A mí me gusta la onda de Miguel Cantando y ellas haciendo coros.

-Sus discos son una colección de pelotazos. No hay baladas y casi no hay medios tiempos. ¿Consistía en ir a cañón?

-Baladas no teníamos ninguna. Tenemos algún medio tiempo, pero sí, todas las canciones son muy rápidas. En el fondo, está el origen nuestro, que es el punk y el after-punk.

-¿Era un principio en plan «no vamos a hacer baladas» o «no vamos a hacer solos de guitarra»?

-Por supuesto que nosotros nos negábamos a ello. No estaba dentro de nuestros gusto.

-Esos pelotazos transmitían mucha espontaneidad.

-Cuando empezamos a tocar era un grupo muy anárquico. No teníamos planes ni visión de futuro. Nos divertíamos, nos reuníamos y disfrutábamos de esa identidad que te da la música. Luego, a medida que el grupo se fue consolidando y entraron las chicas, lo canalizamos un poco, pero siempre trabajando desde la espontaneidad. No trabajábamos los arreglos. El nuevo disco, sin embargo, está muy arreglado.

-Tuvieron un éxito temprano.

-No te creas. De la escena de Vigo fuimos de los últimos en grabar y, junto a Siniestro Total, somos los más antiguos. Habíamos empezado antes de Golpes Bajos o Semen Up, por ejemplo. Grabamos en el 86, cuando Siniestro tenían tres discos y Golpes Bajos estaban a punto de separarse. Aún tardamos en explotar.

-Pero el disco tuvo éxito inmediato. ¿Qué supuso tras cinco año picando piedra sonar en las radios?

-Estábamos en el momento de los sellos independientes. Nosotros en las radiofórmulas entramos al final, no en los dos primeros discos. Tocamos mucho y tuvimos cierto éxito, pero no éramos un grupo de Los 40 principales, para que nos entendamos.

-Blondie, Ramones, Rezillos… eran sus referencias.

-Sí, Grupo Sportivo, Undertones, Buzzcocks, todos esos nos tocaban muy directamente.

-¿Y el rollo setentero de la Tamla Motown?

-Sí, claro. Pero date cuenta que en ese momento lo más fuerte eran los grupos post-punk ingleses.

-¿Visto en perspectiva la Movida Viguesa se ha mitificado o era para tanto?

-No sé si estamos pensando los dos en lo mismo. En Vigo entre el 81, 82 y 83 había un grupo de gente que tocábamos en grupos, un par de periodistas y otros que tenían bares, un circuito bastante pequeño. Eso no era la Movida. La Movida llegó mucho más tarde, cuando todo eclosionó. Hubo un cambio muy fuerte en la ciudad. Es verdad que Vigo vivió una explosión muy grande. Cuando nosotros empezamos no había locales de conciertos. Nos buscábamos los conciertos en colegios. A partir del primer disco de Siniestro Total todo empezó a cambiar.

-Siempre existe el mito de Vigo como la ciudad gris e industrial. ¿Su música podría ser una reacción?

-Sí, puede ser. Nosotros queríamos quitarnos de encima ese momento tan oscuro y gris que estaba pasando la ciudad. Nos cogió muy jóvenes, en un momento social y político de transformación y cambio. Tú percibías que había muchísima libertad. Eso también se transmitía en nuestra forma de vivir y componer. Había una parte de la ciudad que no nos gustaba, pero también queríamos resaltar esa otra parte, que era divertida.

-Y las la separación, surgió lo de Perú. ¿No fue un shock descubrir la devoción que había por Aerolíneas Federales allí?

-Bueno, el chico que impulsó nuestro concierto allí vivía en Lima y tenía mucha conexión con lo que pasaba en España. Durante dos o tres años nos llamaba insistiendo para fuésemos a tocar allí. Durante ese tiempo publicó un disco de homenaje al grupo con bandas sudamericanas y españolas. Cuando lo publicó vimos que la cosa iba en serio. Al principio, lo veías como un pesado, que no nos dejaba en paz [risas]. Pero cuando hablamos con él por Skype, nos convenció y nos metimos en un avión para ir a tocar. Fue una experiencia genial. Llevábamos doce años sin tocar y, de pronto, nos veíamos allí con un público enfervorecido que bailaba pogo. Era impresionante. A la vuelta nos surgió de publicar algunas canciones de Xabarín con Elefant.

-Dijeron que una de las cosas que mantuvo a Aerolíneas en la memoria fue la publicación en los noventa del disco de Xabarín Club y la inclusión de «Soy una punk» en el karaoke del Singstar.

-Sí, el grupo se fue manteniendo por eso. El karaoke ese y el disco fueron muy famosos. Luego, había unos grupos de Madrid que nos seguían. Bandas como L-Kan, gente de Elefant Records que nos hicieron un concierto homenaje. Fueron cosas que mantuvieron al grupo más o menos vivos.

-Hay mucha gente que les consideran como precursores de esa facción más exageradamente pop del indie nacional de finales de los noventa. ¿Lo ven así?

-Bueno, esos grupos que les llaman tonti-pop, como Meteosat o Los Fresones Rebeldes, en teoría están ligados a nosotros. Esas cosas nosotros las vemos bien, incluso somos fans de ellos. Tú tocas una cosa durante un tiempo y luego aparecen otros que siguen un camino parecido con su personalidad. Lo vemos muy bien.

-¿Había miedo a volver con nuevo disco?

-La verdad es que no. Nos apetecía actualizar el grupo con canciones nuevas y lo cogimos con bastante entusiasmo. Lo que pasa es que ahora nos ha costado mucho. Es un disco casi autoeditado. Nos costó más grabar este disco que los otros seis juntos. Organizar ensayos, grabar,… un lío.

-Tiene un sonido mucho más pulcro que el que todos tenemos todos asociado a Aerolíneas Federales. ¿Era esa la intención?

-Sí, nos apetecía intensificar sobre todo el lado pop. Nos gusta mucho el pop francés. De hecho, hacemos una versión de Serge Gainsbourg. Esa es la razón por la que tiene más arreglos y todo está más cuidado.

-Dijo una vez que veía esta etapa como un epílogo. ¿Son estas las últimas páginas?

-A ver, nuestra idea es «Este es nuestro último año». Vivimos el presente. No tenemos planes de pervivir ni los hacemos a más de un año vista. Ahora queremos promocionar el disco y tocar todo lo que podamos. Nosotros tenemos otros trabajos y no vivimos del grupo. Eso por un lado está bien, porque nos da muchísima libertad, pero no hacemos planes ni a medio plazo.

-Siguen contagiando alegría en sus conciertos. ¿Alguna vez salieron al escenario y se encontraron a la gente parada?

-[Risas] No recuerdo. No te puedo decir que no ha pasado nunca, a lo mejor tuvimos algún desecuentro. Pero en general el ambiente es bueno. Es una cuestión de actitud.

-¿Pierden mucho los papeles los antiguos fans?

-Donde los perdían totalmente fue en Perú. Estaban bailando pogos como locos y alucinabas. Aquí el público es bastante diferente a cuando éramos más jóvenes. En general, es todo mucho más tranquilo.