La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Bala molan. Molan mucho. Mola el nombre, mola la concepción, mola su posicionamiento en el escenario, mola como tensan los músculos de su rostro al cantar…. Pero, sobre todo, mola algo: sentir cómo emerge el rock de sus amplificadores. Ruge. Rasca. Araña. Sacude los tímpanos. Y, cuando menos de los esperas, estás ahí, en primera fila, entregado a sus encantos, haciendo air guitar, agitando la cabeza y dejando caer gotas de sudor por el pescuezo. Creedme, eso mola mucho. Muchísimo.

Ayer actuaban en la Casa Tomada junto a los ourensanos Monstruo. Fue una solución de emergencia tras cancelarse su bolo en el Puticlú. No se sabe cómo discurrirían allí las cosas. En la Tomada resultó sencillamente arrebatador. Anxela con el pelo tapándole el rostro aúlla. De su guitarra salen chispas. No, fuego. Black Sabbath, Pj Harvey, Queens Of The Stone Age, Nirvana, Led Zeppelin…. Jugar a buscar influencias resulta fácil. Pero mientras estás llegan, generan un placer nada cerebral. Te dice que somo sigas con el juego te perderás algo grande. Violeta provoca constantes explosiones. De su batería sale nervio, bofetones, empujones ¡¡¡uau!!! Tremendo.

Las dos juntas generan una energía poderosa. En su pase en Los conciertos de Retroalimentación teloneando a Puma Pumku gustaron. Ayer era la multipliación de todas sus virtudes en un todo volcánico. En serio, Bala molan. Mucho. Muchísimo. Están a punto de sacar su primer disco. Están en el momento justo en el que todo funciona. Tienen actitud, tienen sonido, tienen imagen y tienen el poder de su rock imperfectamente ejectuado. Desde que vi a Srasrsra por primera vez no recuerdo un grupo coruñés que me haya gustado tanto. Id a verlas ahora. Porque Bala molan. Molan mucho.