La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Isabel Fernández Reviriego, la persona que se oculta bajo el alias artístico de Aires, pide que la entrevista sea temprano. Sufre migrañas. Y cualquier alternación en su esquema habitual del sueño supone tentar a la suerte. Mal asunto para alguien que quiere llevar su música por todos los rincones de España y el Mundo (en unas semanas estará en Texas). «Tocar tiene todos los ingredientes: ruido, volumen alto, horarios y vida desordenada… Todo perfecto para que las migrañas afloren», explica es amujer que ha llevado esos dolores incluso a una canción. «Sí, Migrañas va de ello y, bueno, no es realmente en el momento de la migraña en sí, sino cómo me siento en esos momento. La canción es en cierto modo un intento de superarlas. Intenté convertir el dolor en canción», dice riendo. Se trata de una de las maravillosas piezas de Mermelada Dorada, un trabajo -sí, repetimos- maravilloso. Tanto que en este blog ha sido considerado junto al homónimo de Chicharrón como el disco del año.

Este sábado 7 de marzo viene a presentarlo dentro Los conciertos de Retroalimentación junto a los coruñeses Elvis Negro. Y aquí estamos tremendamente contentos por ello. Antes le hemos hecho unas preguntas para entender mejor ese pop en espiral tan cautivador.

-¿Podría ser que todas estas circunstancias le hayan llevado a hacer el sonido que hace ahora, más tranquilo, más reposado?

-No, que va. Ha sido una evolución bastante natural. Empecé, como casi todo el mundo, haciendo punk o garage, cosas muy sencillas y primitivas. A medida que fui aprendiendo a tocar pude buscar mi sonido propio, hacer cosas más personales, exprimir mis recursos y explorar con ellos. Creo que si se oye desde el primer disco que grabé hasta hoy mismo mi evolución se entiende súper bien: es muy obvio. Primero lo visceral. Luego, el pop. Más tarde el juego con las estructuras, los arreglos y la producción. Ahora no tengo esas ganas de destruir que tenía de pequeña. Ahora igual tengo más ganas de construir. Supongo que eso se ve en la música.

-Su música transmite vibraciones positivas. Me sugiere luz, calma, me hacen sentir bien. ¿Está proyectando lo más positivo de usted?

-Mi músico favorito es Brian Wilson y la música que más me gusta es la hermosa, exultante, vibrante y bonita. Me gusta mucho más eso que las cosas oscuras. Escucho muy poca música oscura. No quiero vomitar mis neurosis al mundo. Lo que dices me gusta mucho: quiero hacer sentir bien y comunicarme a través de algo bonito, que contenga ideas positivas. Pero, al mismo tiempo, no quiero que se se perciba Aries como una alegría gratuita. Hay aspectos más melancólicos o reflexivos sobre la vida. La vida tiene cosas tristes de por sí y esas también se identifican en mi música. Pero mi manera de ser encaja mucho mejor en el lenguaje luminoso que en la música de looser o de perdedor, con la que no comulgo para nada.

-No identificó a Aries con un grupo extremadamente feliz, sino como una autora que puede hablar desde un punto de vista íntimo de que, por ejemplo, echa de menos a su pareja o que le duele la cabeza, pero generando en el oyente un efecto de bienestar.

-No sé si estoy de acuerdo del todo con lo que dices. Mi música no la veo como algo intimista o costumbrista, de contar mis vicisitudes y mi día a día. Creo que hablo de cosas más universales. Por ejemplo, eso de que echo de menos a mi pareja supongo que te refieres a Visiones. Pues esa canción realmente la hice pensando en una persona que se había muerto y hay gente que me ha dicho que la ha relacionado con eso. Una chica, por ejemplo, me decía que le recordaba a su abuela. No sé si lo consigo, pero yo trato de temas más universales.

-¿Le atrae la idea del escapismo, de que la música le transporte a otros universos evadiéndose de este?

-Más que escapismo, la música es mi refugio. De los pocos momentos en los que soy realmente feliz y me siento muy plena, sin darme cuenta de que el tiempo pasa, es cuando estoy haciendo canciones. Cuando estoy en el estudio sacando las melodías y grabando las armonías es mi refugio de felicidad absoluta. Por un lado lo veo así. Pero, por otra parte, tiene un lado comunicativo. Es mi modo de relacionarme y mostrarme al mundo, con la gente que viene a mis conciertos y la gente que compra mis discos. Así que supongo que tiene las dos dimensiones.

-Mientras lo dice me la imagino montando las canciones como si fueran puzzles.

-Sí. Partes de blanco. Pienso un concepto, me marco por dónde voy a ir y es un gran trabajo. Pero bueno, sarna con gusto no pica. También es que sería imposible no hacerlo. Lo necesito. Me da la vida.

-¿Concibe el pop como un juguete?

-No, para mí es algo súper serio, pero sí que creo que es importante no perder la parte lúdica ni en la música ni en nada en la vida. En nuestra cultura y en nuestra sociedad nos obligan a abandonar las actitudes de impresionarse y ser curiosos que tienen los niños. Todas esas cosas se dejan a un lado. La sociedad obliga a diluirlo. En ese sentido, sí que me parece muy importante acercarme a la música desde un punto de vista de jugar, explorar y mantener la ilusión y la curiosidad. En el momento en el que eso no exista me dará asco lo que haga.

-¿Es una enamorada de la estética del pop más allá del sonido? Sus discos destacan por ello y ayudan a crear la sensación de un universo cerrado.

-Imagino que te refieres a los collages, portadas y eso, ¿no? Es es una parte de mi vida. Hacer collages me encanta y los utilizo para ilustrar mi música Pero la estética me parece secundaria, eh. ¿Qué me querías preguntar?

-Pues que cuando le escucho tiendo a visualizar la portada del disco. Es decir, asocio una estética determinada a Aries, en cuanto a sonido pero también en cuanto a imagen plástica. Igual que me ocurría con Los Planetas, por ejemplo.¿No forma parte de un todo?

-Supongo que todo forma parte de mí. Las cosas que me gusta hacer las aprovecho. Que me gusta hacer collages. Pues, venga, hago la portada yo misma. Aunque bueno el dibujo en el que salgo yo tocando lo hizo Natalia, que es una artista de Pontevedra que venía antes conmigo haciendo proyecciones. Es una gran inspiración para mí. Pero bueno, para concretar, que si no no te respondo a nada: me gusta hacer collage, es una de mis aficiones y como Aries soy yo supongo que forma parte de ello [risas].

-Los discos suyos crean un clima uniforme. Son como los de los Ramones. Parece que estás escuchando siempre la misma canción con pequeñas variaciones. ¿Es algo premeditado?

-No [risas]. De hecho, intento que sean diferentes. Pero no eres el primero que me lo dice. Kiko Amat me lo dijo también. Lo puso en la nota de prensa del disco y todo. Yo intento que cada canción tenga sus sonidillos y que sean diferentes unas de otras.

-Pues me temo que, como oyente, le tengo que llevar la contraria.

-Ya [risas]. Supongo que no lo he conseguido.

-Además del hecho de que hay que bucear en las canciones, tiene una voz muy peculiar: lineal y sin muchos cambios de registro. A mí me recuerda a las voces de las canciones de los dibujos animados que yo veía en los ochenta.

-Buff, mi trabajo favorito es doblar dibujos animados. Ojalá que en el futuro me contraten para eso. Sería mi sueño.

-La voz pegaría.

-Pues estoy abierta a ello. Yo odio mi voz y, contra eso, no puedo hacer nada. Me encantaría tener voz de negra o algo así. Pero tengo esa voz suave, de blanca total. No la veo de niña, pero sí suavecilla. Tengo 35 años.

-Creo que es una voz perfecta para hacer ese pop con leves ondulaciones de Aries.

-Pues muchas gracias.

-Veo que es fan de Broadcast. Aunque no sea su misma voz si que invita a imaginarse una linea continua con pequeñas ondulaciones igual que usted.

-A mí Broadcast me flipan, sobre todo al final. Me encanta como canta ella. A mí me gustan mucho las voces así. Por ejemplo, Juliana Hatfield me encanta. Kim Deal es de mis cantantes favoritas.

-Cuando la gente habla de Aries piensa en psicodelia y años sesenta. Sin embargo, no es la típica psicodelia de los años sesenta, ¿no cree?

-Bueno, yo no creo que haga psicodelia. Hago pop, puro y duro. E intento que sea pop actual, que suene a ahora. Pero sí que hay un poso sesentas muy grande, porque yo soy muy fan de la música del 64 al 72. Mis discos favoritos son de esa época. Pero también escucho mucha música de ahora. Supongo que por ello hablan de pop sixtie.

-Ya, pero por ejemplo en los aspectos rítmicos no me cuadra mucho con los años sesenta. Quizá haya algo de tropicalismo por ahí, pero luego hay un montón de ritmos que nada tienen que ver con Donovan, Left Banke o Zombies, que es con quien se le relaciona siempre.

-Opino lo mismo. En directo uso ritmos totalmente electrónicos. Pienso que ni los ritmos ni los arreglos son sixties ortodoxos. Las melodías quizá pueden tirar por ahí, pero no sé. La verdad es que tampoco pienso mucho en esos términos. Yo oigo la música que me gusta y luego hago las canciones lo mejor que puedo. Analizarlas les compete a otros, no a mí [risas].

-Con Aries me ocurre algo que me encanta: me suena familiar pero, al mismo tiempo, distinto. Hay como unos asideros a los que me puedo agarrar porque los conozco pero también me lleva a otros sitios que no conozco tanto.

-Ah pues que guay.

-No sé si se lo tomará como un piropo o todo lo contrario. Hoy escuchaba su disco por la mañana y me recordaba a Mecano. ¿Qué le parece?

-Pues a mí me parece que Mecano tienen canciones muy buenas, aunque estén muy denostado por la sociedad. Me lo ha dicho más gente. ¿Es por Moverme de aquí verdad?

-Si, estuve enganchadísimo a esa canción, pero en plan escucharla en bucle sin parar.

-Cuando fui a grabarlo me lo decían: «Eres Ana Torroja». Y yo «No, por favor». Cuando era pequeñita recuerdo que mis primas mayores escuchaban a Mecano y me gustaba. Barco a Venus me sigue pareciendo una canción increíble. O Me colé en una fiesta también es buenísima. Los arreglos que hacían son alucinantes.

-Siempre sale con la Rickembaker en todas las fotos. ¿Es un fetiche particular?

-No, es mi guitarra. La tengo desde que empecé a tocar con Charades. Antes tenía tres y las tuve que vender para poder comprarme esta. Es mi guitarra, con la que compongo todas las canciones y me agarro a ella. Pero tengo que dejar de salir con ella en las fotos, porque ya no toco con la guitarra en directo. En el siguiente disco ya no voy a salir, porque mucha gente viene a verme en directo y se sorprende cuando ve que no la tengo

-Hay quien dice que esa guitarra es muy identificativa pero limita en cuando al sonido.

-Para mí es la mejor, me flipa el sonido y, para tocarla, es comodísima. La amo. Espero no cambiarla nunca. Es un icono del pop y es un poco mi guitarra.

-Sus directos tienen pinta de ser todo un rompecabezas. ¿Cómo lo resuelve?

-No es un handicap ya. Con el anterior fue muy complicado porque La magia bruta lo hice con el método tradicional y luego lo tuve que llevar al directo. Empecé a usar le sampler y el secuenciados de cero. Este disco, sin embargo, ya lo hice sabiendo cómo iba a ser el directo. El directo cambia mucho: hay guitarras sampleadas, toco el sinte y disparo cosas. Pero se respetan las canciones.


-Prepara un libro para la colección Mis documentos que lleva Alejando Díez de Cooper. ¿Cómo lo lleva?

-Lo tengo casi terminado. Ha sido difícil para mí porque el formato libro lo tengo sacralizado y no es mi territorio. Me imponía mucho. Pero ahora estoy bastante contenta y creo que va a quedar bonito. Agradezco mucho que me hayan dado la oportunidad. Nunca pensé que iba a sacar un libro.

-¿Sabe que se le nota ya un cierto acento gallego?

-Sí, me lo dicen mucho cuando voy a Bilbao.

-Y cuando habla del sur como en la canción «En el sur», ya lo hace en clave gallega. Se refiere a las Rías Baixas, no a Andalucía como pensarán muchos.

-Claro. Me encanta. Mi parte favorita es El Morrazo. Es el paraíso total. Me encantaría vivir allí. El paisaje es impresionante. Cada vez que vamos a algún sitio nuevo alucino. Está todo lleno de sitios preciosos e increíbles. Me gusta también todo el patrimonio histórico y cultural. Y además se vive muy bien.

-Pues nosotros encantados de tenerla aquí y meterla en las listas de los mejores discos gallegos.

-Buff, eso me hace mucha ilusión. Me encanta que me hayáis acogido.