La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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El desamor de Coldplay solo provoca bostezos

Chris Martin ha querido con su nuevo trabajo crear su particular Blood On The Tracks, aquel disco con el que Bob Dylan exorcizó su divorcio en 1975. Pero le ha salido fallido. Melifluo y sin chispa, Ghost Stories se queda en las antípodas de ese álbum catártico con el que se expulsan en público los demonios de una ruptura conmocionando al oyente. Todo lo contrario. En vez de despertar la sensación de acceder a las entrañas de un persona hecha pedazos por los vaivenes del amor, se enreda en texturas cristalinas que no van a ninguna parte y termina por erigirse en el peor disco de la irregular trayectoria de Coldplay.

Inspirado en la separación con su esposa, la actriz Gwyneth Paltrow, Ghost Stories patina en todos los frentes. Primero, no tiene ni un solo tema para el recuerdo. Segundo, exhibe unas letras dignas de David Bisbal … Seguir leyendo

¡Pero cómo rajan los músicos de otros músicos!

Nadie raja tanto como ellos. Muchos músicos, en general, son tremendamente crueles con sus compañeros de profesión. Tanto que logran sonrojar a aquellos que profesionalmente se dedican a la crítica. El peor de los críticos musicales no llega ni a un 10% de esa capacidad de ver en negativo que brota en las trastiendas de los conciertos y locales de ensayo. Quizá sea por formar parte del tinglado y conocer a la perfección los puntos débiles, pero cada cierto tiempo uno termina asombrado de cómo las lenguas se afilan en las sombras. Si algún día esos comentarios pasasen al papel, aquí se liaba la III Guerra Mundial. Estos son algunos de los argumentos de “disparing al compañero” que más he escuchado en los últimos años.

1. “No saben tocar”. El clásico básico del músico con supuesta destreza técnica que no soporta ver cómo unos compañeros limitados trasmiten y llegan a … Seguir leyendo

El paso al frente de Nacho Vegas

Que el rock toque la política, entendida esta como las directrices que rigen una sociedad, no es ni bueno ni malo. Simplemente es. Dependerá de cada caso para adjetivarla. Puede parecer una perogrullada, pero no. Aquí los prejuicios desbordan, nublan la mirada y provocan reacciones que muchas veces ni se piensan. Llegar con la mirada limpia a los músicos que deciden mezclar su música con esas líneas maestras cuesta. Unos oyentes porque consideran que el rock, por norma, debe dedicarse a otros menesteres. Otros porque ven siempre segundas intenciones nada nobles. Muchos porque solo lo toleran si se trata de SU ideología. Y otros tantos porque, aún así, les da grima verla reducida al estrofa-estribillo-estrofa.

Ese clima insano se acentúa en el llamado rock indie, lugar en el que se ha mimado con esmero a Nacho Vegas. Ahí, en el mundo de las profesiones arty, los adolescentes de treinta Seguir leyendo

«Mapa Sonoro», la otra música

Era ya un ritual para algunos. La semana se terminaba a la medianoche en La 2 viendo Mapa Sonoro, una rareza en la televisión de los cocineros, las islas de famosos y el estercolero habitual del corazón. El programa recorre, al modo de una road movie, todo el país. Busca las propuestas más excitantes de ese saco sin fondo de la música patria. Saca a los artistas de los escenarios y los locales de ensayo. Los coloca frente al espectador de compras, comiendo o paseando sin más.

Funciona. Los ya conocidos aparecen en un contexto insólito. Y, luego, no hay capítulo que no obligue a apuntar un nombre en la libreta de descubrimientos. Un día son los vascos Juniper Jon, mostrando uñas rock Otro la viguesa Bflecha, dando luz de electrónica pop. Y al otro el crooner Rafael Berrio, un veterano maldito de muchos quilates. Pequeños grandes … Seguir leyendo

Fiesta de psicodelia-pop en Mardi Gras

Fogbound son la última anilla de esa cadena de grupos coruñeses con orientación sesentera que se remonta a los años ochenta. El sábado, en Los conciertos de Retroalimentación, se validaron como un valioso artefacto de psicodelia-pop que pide espacio más allá del cliché. Con el ubicuo Adrian Seijas a la batería dándole brío y explosividad a la propuesta, Fabio Mahía, Borja Fernández y Fernando Vilaboy trenzaron una hora excitante sobre las tablas del Mardi Gras, apelando a totems como The Attack y, sobre todo, mostrando su cosecha personal. Abajo, mentones al frente, caderas sinuosas y sonrisas generalizadas. Y una (agradable) sorpresa: ver entre el público a parte de los que en su día vibraron con Triángulo de Amor Bizarro beber los vientos por Fogbound. Parece que las parcelas se pueden saltar. Veremos si hay movimiento a la inversa. Ojalá.

Antes de Fogbound, una delicatessen. Graham Summer & Seguir leyendo