La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Se trata de una de las giras del año: la vuelta del repertorio mítico de Parálisis Permanente, uno de los grandes grupos de los ochenta cuya oscuridad se tiñó de tragedia con la muerte de su líder Eduardo Benavente en accidente de tráfico en 1983. Apenas quedaron un elepé, varios singles, algunos directos mitificados y el deseo de que alguien invocase su espíritu. La que entonces era su novia y compañera en la banda, Ana Curra, ha dado un decidido paso al frente llevando a los escenarios El acto. Madrid, Barcelona, Zarratón (La Rioja) y Bilbao han sido los lugares que han podido disfrutar del espectáculo. Hoy sábado 15 de septiembre se suma Santiago a la lista. Hemos entrevistado a Ana para el suplemento Fugas. Esta es la versión completa de esa charla.

-Emocionalmente tuvo ser muy fuerte para usted volver a llevar al escenario esas canciones. ¿Tuvo muchas dudas a la hora de ponerlo en marcha?

-Realmente no. Sabía que tenía que hacer algo. llevaba muchos años con esa carga en la mochila. La idea de que yo tenía era la reivindicar mi propio pasado, mi historia y la figura de Eduardo Bevavente dentro de Parálisis Permanente, que su fue grupo más personal. Era una deuda que yo tenía para conmigo para con Eduardo, el grupo y todos los fans que me lo han pedido siempre. A mí me costaba mucho. Por eso no utilicé el nombre de Parálisis Permanente nunca después de que se fuese Eduardo. No me parecía honesto. De hecho, cambiamos a Seres Vacíos cuando murió, luego como Ana Curra y, posteriormente, me aparté. Más tarde ha habido cantidad de grupos que lo han versioneado. Mucha gente que me había pedido que hicera algo así. Era una deuda. Ahora ha llegado el momento de reivindicar esas canciones, que también eran mías.

-Cuando anunció que iba a salir esta gira hubo muchos fans que se lo tomaron muy mal. Sin embargo, las críticas por ahora han sido excelentes.¿Qué balance hace de todo ello?

-Sí, la verdad es que, por ahora, no he leído ni una sola mala crítica y sí que escuché algunas voces contrarias al proyecto. Por un lado es normal. Yo lo entiendo. Entiendo perfectamente que haya gente que lo vea así. Parálisis Permanente es un grupo muy especial. Las del disco y los singles son canciones que todo el mundo tiene en su memoria. Y las tiene escuchadas con una formación mítica, que con el fallecimiento de Eduardo se hizo aún más mítica. Comprendo el enfado de esos fans pero, al mismo tiempo, creo que no hay nadie más indicada que yo para esto. Lo conozco todo perfectamente. Él era mi pareja musical, sentimental y vital. Soy la persona que está más legitimada para hacerlo. En ese sentido, siempre van a haber críticas. Pero es cierto que, después de ver el concierto, la verdad es que el público sale con buen sabor de boca. Estamos tratando todo con el máximo respeto y sin perder la esencia.

-¿En ese primer concierto en Madrid hubo muchos escalofríos en el escenario?

-Muchos, muchísimos. Y sigue habiéndolos. Cada vez que subo al escenario me transformo. Me lo paso muy bien. Lo vivo intensamente y vuelvo a afrontar las letras como si tuviese 20 años. Creo que no ha pasado el tiempo por ellas, que son canciones totalmente atemporales. Está siendo una fiesta cada concierto. Resulta todo muy intenso. Hay muchas emociones flotando en el ambiente.

-Escuchando ahora Parálisis Permanente y, teniendo en cuenta lo jovencísimos que eran entonces, llama la atención que el concepto de grupo fuese tan perfecto y elaborado. ¿Era muy pensado?

-No creas que era algo tan premeditado y pensado. No había marketing en nuestras cabezas. Aunque hubiésemos querido no sabríamos hacerlo. La verdad es que yo también me sorprendo un poco de que siendo tan jóvenes pudiéramos hacer algo así. De todos modos, la juventud puede con todo. Nosotros teníamos muchísimas ganas. Siempre hemos buscando una coherencia en todo: la imagen, la música, todo lo que se proyecta a la gente. Es básico para hacerte entender como quieres. Cuando miro las fotos y las portadas ahora me doy cuenta de que la verdad es que estaba todo muy bien acabado para la época.

-En mi opinión, Parálisis Permanente era el mejor grupo de la Movida en esa suma de estética, actitud, imagen, sonido y letras. Si se quisiera hacer en un laboratorio no hubiese salido tan bien.

-Sí, se hizo así y eso le daba mucha credibilidad. Se conjugaban todas esas cosas con la frescura y la visceralidad. Eso ha permitido que el tiempo lo haya soportado tan bien. Yo creo que cuando transmites algo, tan importante es la forma como el fondo. Creo que lo emocional y lo estético es igual de importante, si no todo se quiebra.

-Llama la atención por oposición que, mientras se estaba apostando por la España en colorines, vitalista e incluso un poco frívola, ustedes tiraron hacia la oscuridad. ¿Qué les hizo ir por ahí?

-Eso es una tendencia mía, que creo que es común a mucha gente de esa edad en la aún no has conocido el lado oscuro de la vida pero te atrae: quieres informarte, quieres entenderlo todo y quieres. Te hace muchas preguntas. Primero es el sexo, que está muy presente: cómo lo vives, cómo lo sientes. Libros como La historia de O o El Marques de Sade me atraían muchísimo. Luego, está la muerte, que es la vida. Son los dos lados de la misma moneda. En Parálisis Permanente hicimos reflexiones, no muy razonadas porque éramos demasiado jóvenes como para racionalizarlas mucho, pero sí que dimos mucha rienda suelta a preocupaciones que eran motivos de inspiración.

-Habla del sexo. Esa imagen fetichista con elementos del sado dio mucho que hablar. ¿Había un ánimo de escandalizar o era algo más profundo?

-No había ningún ánimo de escandalizar. Absolutamente ninguno. Era lo que sentíamos y lo que nos movilizaba, de hecho es lo que sigue movilizando a todo el mundo [risas]. Es una parte fundamental de nuestras vidas y, en esas edades, lo vives muy intensamente. El sexo es una preocupación que se hace cotidiana en tu vida, un descubrimiento total que te atrae. Para nada queríamos epatar ni teníamos pensamientos tipo “Voy a hacer esto para llamar la atención”. Eso no existió nunca en nosotros.

-Leí recientemente una crítica que decía que la suya era una estética infantil y forzada, producto de la juventud. Después de lo que me ha dicho, imagino que usted haría lo mismo si pudiera volver atrás.

-Pues supongo que sí. El tema es que eso ya lo hice, pero me doy cuenta de que sigue siendo algo de actualidad, porque es algo que nos mueve a todos. Creo que si a los 17 o 20 años no te preocupa eso pues apaga y vamos [risas].

-El sonido de Parálisis Permanente era y sigue siendo apoteósico. En su momento tuvo que ser algo rompedor. ¿Qué discos tenían ustedes en casas que usaban como modelos?

-Por un lado teníamos todas las influencias de los años setenta y anteriores. Elvis, el principio del rock n’ roll, pero sobre todo el glam y lo que se estaba gestando casi contemporáneamente en el Reino Unido, Nueva York y Detroit. Hablo de los Stogoes, New York Dolls, Ramones, Television, Patti Smith, Sex Pistols, Generacion X, Siuoxie, Bauhaus, Joy Division… Fuimos contemporáneos de todos estos grupos. Nos retroalimentábamos.

-Esa música en la España de los primeros ochenta era totalmente underground. Había que estar muy “metido” para conocerla. ¿Cómo llegaban a ella?

-Sí, en eso creo que también ha sido importante Parálisis Permanente, porque ha quedado como un grupo mítico que abrió una puerta a una serie de grupos que eran desconocidos en Madrid. Yo recuerdo el primer viaje que hicimos Eduardo, Nacho, Olvido y yo a Londres. Vimos a Bauhaus y a Killing Joke en directo. Vinimos de allí con los singles y fuimos a Radio 3 para que los pusieran. Nosotros los descubríamos en la propia emisora. Los poníamos y los dábamos a conocer. Era algo totalmente diferente a lo que sonaba en España. Aquí no podías conseguir esa música. Nosotros ahorrábamos todo el dinero para poder ir a Londres a comprar discos porque aquí no tenías nada. Nos íbamos una semana y estábamos de concierto en concierto descubriendo grupos y recogiendo influencias. Tal cual.

-El mito agrandó los años ochenta y abrió la puerta al “Yo estuve ahí”. Alaska siempre dice que en los concierto estaban cuatro gatos, que todo se magnificó. ¿Cuanta gente iba a ver a Parálisis Permanente?

-En los conciertos de Rockcola más o menos podría haber 250 personas. Eso es así, Olvido tiene razón: no éramos tantos como se dice ahora. Gente que vio a Parálisis Permanente en directo yo te digo que es escasísima. Lo que pasa es que luego cuando llega el año 85-86, surgió el bum de la Movida, su politización, el lema aquel de “De Madrid al cielo”, el uso de este por los políticos para dar a conocer Madrid, etc… Los inicios, cuando estábamos en el Marquee y en Rockola no había tanta gente. Luego sí, muchos grupos saltaron a nivel ayuntamientos a las fiestas de los pueblos y todo cobró una nueva dimensión. Pero en el nacimiento no, éramos unos pocos.

-¿Esa otra dimensión mató la pureza de todo?

-Sí, en cierto modo sí. Pero es algo lógico en cualquier movimiento. Todo nace, tiene su apogeo y muere. En este caso fue utilizado, muy mal utilizado. Pero también sirvió para que hoy en día queden unos grupos de ahí. Yo creo que la gente sabe perfectamente decir quién realmente innovó, quién transgredió, quién se dejó la carne en el asador y quiénes fueron fruto de ese bum. El tiempo permite discernirlo todo perfectamente.

-Cuando se apela a la época en televisión o se hacen recopilatorios, Parálisis Permanente no suelen estar entre los fijos.¿Por qué?

-Bueno, sigue siendo un grupo de culto. Además, por las circunstancias, al morir Eduardo tampoco ha ido más allá de aquello. Pero bueno, tampoco veo yo a Eduardo como Alaska. Su trayectoria era otra, mucho más de parroquia, de culto. Nunca podemos saber lo que habría ocurrido, pero no creo que hubiera estado nunca en un reallity show. Dudo mucho que le hubiera interesado. Todos esos personajes que han traspasado fronteras, como Olvido o Almodóvar, son los que ahora quedan. Pero es un tema tan largo, para desglosar, que no me veo capacitada para explicarme.

-¿Cuando la muerte de Eduardo truncó todo había ya material para un segundo disco?

-Había algunas canciones, pero date cuenta que acabábamos de sacar el primero. Había un par de canciones más en el tintero, pero poco más.

-¿Y puede quedar algún material inédito que se pueda publicar algún día?

-No, nada.

-Para “El Acto” ha reclutado a músicos de la época. ¿Es algo intencionado?

-Totalmente. Para mí lo más importante a nivel personal es que esté satisfecha, que yo sienta que estoy haciendo algo con muchísimo respeto. Para ello era importante rodearme de gente que, o bien conoció a Eduardo, o bien vivió aquel momento o que me conocían a mí y sabían lo importante que para mí era hacer esto. Son excelentes músicos y están escogidos de manera muy meditada.

-¿Puede tener continuidad o es algo con principio y final?

-Va a tener principio y final evidentemente porque la vida sigue y esto es algo que yo me he planteado ahora, porque me encontraba muy fuerte. Vi que era el momento adecuado. Estamos en crisis y eso es algo que me motiva. Así la gente no puede decir que he montado esto para hacer dinero, porque es imposible [risas]. Esto tendrá un cierre, pero como todas las cosas en la vida. Ese cierre llegará cuando toda la gente que lo tiene que ver ya lo haya visto. A partir de ahí, todo el repertorio quedará normalizado en mis actuaciones como parte de mi historia.