La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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En 1973, Pete Townshend, el guitarrista de The Who, decidió ponerle banda sonora a una de sus temáticas favoritas: el trauma adolescente. No lo hizo mediante canciones sueltas con sensaciones contradictorias como había hecho hasta entonces (desde la euforia de My Generation, a las dudas de The Kids Are Allright o la vulnerabilidad de I Can’t Explain), sino con una historia completa. El compositor le puso introducción, nudo y desenlace a todo el maremagnum psicológico de ese convulso período. El resultado quedaría plasmado en Quadrophenia, un doble álbum enmarcado dentro de las llamadas óperas rock cuya lustrosa reedición ha vuelto a colocar en las cubetas de novedades en varios formatos.

Cabe hacer una precisión inicial. Quadrophenia no es un disco mod, sino un disco sobre lo mod. Erróneamente se ha interpretado así en muchas ocasiones debido a su icónica portada y, sobre todo, a la película homónima posterior de 1979 inspirada en él. Se trata de un álbum que, con lenguaje de rock setentero en las antípodas de lo que se puede escuchar en una fiesta mod, narra una historia enmarcada en la época de esplendor de ese movimiento juvenil que sacudió Inglaterra de mediados de los sesenta y del que The Who fueron, entonces, uno de sus máximos símbolos.

Ahí, en medio de esos días de acción anfetamínica, peleas en Brighton, parkas militares, música negra y scooters repletas de espejos vive Jimmy Cooper, un jovenzuelo londinense de clase trabajadora que persigue su identidad en el estilo de vida modernista. Acaricia la plenitud con la yema de los dedos pero, luego, cuando ve como todo se le escurre entre los dedos (la novia lo traiciona, los otrora mods se venden al sistema, él se abandona a las drogas…) se siente frustrado, engañado y terriblemente vacío. Es ahí cuando se embarca en un viaje introspectivo para reconciliar sus múltiples personalidades hasta alcanzar la madurez, muriendo y renaciendo en su verdadero yo.

Para trenzar toda esta peripecia vital, la banda optó por registrar en el entonces novedoso sonido cuadrafónico unas canciones que, como permiten ver las demos ahora incluidas en la reedición, se redimensionaron en el estudio. Aguerrido en su interpretación vocal, monumental en sus arreglos de viento y con la explosividad habitual de la banda, Quadrophenia exprime al máximo esa cópula de guitarras y sintetizadores que The Who había patentado ya en Who’s Next (1971). El resultado sería un álbum enorme, que, sin embargo, dejó un poso amargo en el grupo: la incapacidad de trasladarlo al directo. Habían ido demasiado lejos. Tanto, que nunca volvieron a tocar la grandeza

Un disco que gana con el paso del tiempo

El paso del tiempo le ha sentado estupendamente bien a Quadrophenia. Aún sin el punch individual de los grandes temas del grupo, el bloque sonoro no solo se mantiene sólido, sino que sus detalles de época (los sintes espaciales, las baterías expansivas, los vientos de corte épico), lejos de sonar acartonados, le dotan de un encanto especial. Lo cierto es que la travesía que arranca con The Real Me y llega a la monumental Love Reign O’er Me se presenta en el 2011 como una poderosa exhibición de rock que reclama sitio en toda discoteca que presuma de rigor.

Para quien ya conozca el álbum, esta reedición contiene un apéndice tremendamente revelador: las maquetas del disco. Diez cortes en la edición deluxe y 25 en la superdeluxe permiten acercarse a las versiones primitivas de los temas del disco, mucho más suaves y sintéticas de lo que finalmente se editarían. Sin la garra guitarrera con la que siempre las hemos conocido, presentan jugosos matices como, por ejemplo, ese semifunk The Real Me. Además, permiten la posibilidad al oyente de descubrir grandes inéditos, como es el caso de Punk o I’ve Had Enough.

http://www.youtube.com/watch?v=ygOaNo3M_Hw «Love Reign O’er Me» con un montaje de muchas de las imagenes del libreto interior del disco