La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Lo que ven arriba es la rueda de prensa en la que The Stone Roses confirmaron su vuelta a los escenarios, tras años de rumores y más rumores. Hace falta verla varias veces para creer que se trata de ellos y no de unos dobles. ¿Los siguientes? ¿The Smiths? ¿The Jam? ¿Slowdive? ¿Galaxie 500? ¿R.E.M. al año de separarse? Como se puede ver, todo es posible, pero estos, precisamente estos, sinceramente estaban muy bien durmiendo en el panteón de los mitos. The Stone Roses no eran solo un grupo haciendo buenas canciones, eran una cuadrilla de guerreros del pop con una misión: escribir los himnos de una generación que quería alzar el mentón con su propio sonido. Para decadencia, ya vivimos en tiempo real Second Coming, cuando se convirtieron en un ejercicio estético apreciable, pero totalmente carente del nervio, carisma y actitud que cambió completamente la vida de muchos jóvenes allá por 1990.

Desde entonces, seguro que todos nos habremos vuelto más pragmáticos y más cínicos. Y seguro que habremos hecho cosas que otrora veíamos imposible en nuestra paulatina decadencia. Pero hay algunas, que por vivirlas y haberlas sentido en toda su intensidad, duele ver cómo se hacen añicos sin necesidad alguna. Está muy bien eso de «una oportunidad única para quien no pudo ver a la banda en su momento», sobre todo como reclamo comercial. Pero, para algunos, ese será el momento preciso y precioso para que salga un nuevo grupo, haga una versión de She Bangs The Drums y llene de contenido eso de «El pasado es vuestro / el futuro es mío / todos estáis fuera de tiempo» con la más afilada arrogancia posible. Cuando la canten en su gira inminente sonará más falso aún que el My Generation de The Who o el Satisfaction de aquellos Rolling Stones que tanto criticaron para terminar haciendo lo mismo que ellos. Porca miseria.

Un reportaje sobre los Stone Roses de la época gloriosa aquí