La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Existen grupos que conjugan todas las referencias que le gustan a un fan determinado. Y los londinenses Veronica Falls, aparte de contar con un punto de antemano por un nombre tan guay, harán diana certera en aquel que beba los vientos por el indie-pop británico de los ochenta y noventa. Su delicioso disco de debut posee todas esas pinceladas que pululan por el subconsciente estético de quien usó flequillo y camiseta a rayas con intención alguna vez en su vida. A saber: melodías nítidas de los girl-groups, desapasionada interpretación chico-chica, dosis de guitarreo velvetiano con percusiones a piñón fijo, desaliño modelo c-86, toques intermitentes de surf y ecos de rock n’ roll clásico. Y todo ellos con una ligera neblina shoegazer apareciendo, de cuando en cuando, en el paisaje.

Pero lo mejor no es que sugieran que estemos ante un híbrido más de The Pastels, Heavenly, Lush, The Vaselines o los primeros Prefab Sprout, astros mayores en esa galaxia pop particular. Lo bueno de verdad llega cuando se comprueba que lo entremezclan de un modo tal que enamorarse de ellos resulta la cosa más fácil del mundo. Sí, como cuando aparecieron The Pains Of A Being Pure At Heart hace un par de años, pueden tirarse sin miedo a las aguas de su álbum recién editado, el homónimo Veronica Falls. No hay fallo. A poco que se conecte con las referencias mentadas, el placer está más que garantizado. Sus garabatos melódicos trasladan a ese lugar en el que la palabra pop se escribe con letra minúscula y un trazo no del todo perfecto pero totalmente encantador. Temas como Found Love In Graveyard, Beachy Head, Misery o The Box se disfrutan con el corazón palpitante y una sonrisa de ojera a oreja tal que, por unos instantes, puede hacer olvidar que fuera todo está podrido.

Videoclip de «Beachy Head»
Videoclip de «Bad Feeling»