La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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munequeraAyer se confirmaba el segundo gran evento de heavy del año en A Coruña. Sí, además del doble cartel de Slayer y Megadeth, Epitaph, la gira de despedida de Judas Priest, pasará por la ciudad. La banda de Rob Halford vendrá acompañada de otros dos pesos pesados del metal, Motörhead y Saxon, y todo apunta a que el Coliseo registrará una excelente entrada. Los tiques aún no se han puesto a la venta (lo harán el próximo 16 de febrero a 53 euros más gastos de comisión), pero el ritmo que llevan los de la dupla Slayer-Megadeth (más de 1.500 despachadas a dos meses de su celebración cuando el aforo inicial era de 2.500) indican que todo será un éxito en plena época de vacas flacas.

¿Cómo se explica eso? Pues, muy fácilmente. No es ningún secreto que el heavy, como género, resiste mejor que ninguno los vaivenes de la economía y de las modas. Pero si viene con raigambre clásica y poso de nostalgia, como es el caso, mejor que mejor. Las crisis tienen eso: la gente va sobre seguro y aquí la apuesta es ganadora. Tal y como ocurrió el año pasado con Barón Rojo y su formación original (6.000 personas acudieron a un concierto que inicialmente tenía su aforo fijado en 3.000), esos nombres hacen click directamente en un lugar muy especial: el del recuerdo de la adolescencia de muchos de los que hoy tienen entre 30 y 45 años. Ahí abundan, en muchos casos de manera sorprendente, los pasados heavys. Por mucho Sonic Youth o Husker Dü que se quiera reivindicar en facebooks y demás escaparates de las vanidades, que nadie se engañe: en la España de los ochenta la principal vía de entrada en la música de verdad para un chaval de 12 o 13 años era, la de Iron Maiden, Metallica, Guns n´Roses o AC/DC.

Esos son los sonidos que se visitarán, como quien hace un viaje en el tiempo en busca de la juventud perdida. No ansía este público nuevas sensaciones, ni dar con el grupo que trace el futuro de la música popular. Aquí se va a pagar por revivir lo que un día se sintió ante discos como Reing In Blood, Peace Sells… But´s Who’s Buying, Painkillers, Ace Of Spades o Strong Arm Of The Law, aquella música del demonio que había que escuchar a todo volumen en radiocasetes y que fue la pesadilla de tantas madres y tantos vecinos en los años ochenta y noventa. La solvencia de las bandas está garantizada (esto es heavy, aquí no vale tocar mal). El hecho de que repasen su repertorio clásico, también. Con esas bases, la nostalgia (la misma que, en otro terreno radicalmente diferente, hizo llenar todas las funciones del musical Hoy no me puedo levantar de Mecano hace unas semanas) solo tiene que desplegar su inmenso poder de atracción para lograr que todos pasen por caja y puedan ver algo parecido a esto:

P.D. La noticia llegó el mismo día en el que se confirmaba que Operación Triunfo se iba a pique. Curiosa coincidencia.