La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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(Artículo publicado en el suplemento Fugas el 7-8-09)

Tras la visita de Bruce Springsteen a Santiago, Galicia tiene una nueva cita con uno de los grandes de la historia del rock: el canadiense Leonard Cohen. Será en Vigo, en el auditorio de Castrelos el próximo día 13 de agosto

Suele ocurrir. A los mujeriegos casi siempre les destroza la vida una mujer. Parece como si, en realidad, la meta de esos hombres que viven entre champán, medias en el suelo y manchas de carmín en la camisa fuera la de encontrar una fémina que les mostrase el lado oscuro de la seducción. Y que lo haga justo en el momento en el que no hay vuelta atrás.

A Leonard Cohen le ocurrió. Recibió una puñalada por la espalda. El canadiense se saltó esa norma no escrita que prohíbe entremezclar amor y negocios. Kelley Lynch, la que fuera amante y mánager, lo desplumó, dejándolo sin cinco millones de dólares. En el 2005 la denunció y la justicia falló a su favor. Pero no importó: Lynch se dio a la fuga y el pobre Cohen se quedó solo, arruinado y dándose cabezazos contra la pared. Hacía falta recaudar dinero y, tras la edición de un libro, la participación del documental I´m your Man y la reedición de toda su discografía, llegó el milagro: Cohen volvía a los escenarios con sus 73 años a cuestas.

Vibró e hizo vibrar. En una época confusa como la actual, donde resulta imposible encontrar un mito musical de reciente alumbramiento con la envergadura de un Bowie o un Dylan, un retorno como el de Leonard Cohen llega con aura de bendición. Como botón de muestra, sirva la referencia a su actuación del 2008 en el Festival Internacional de Benicasim, cuna de lo indie y lo novedoso. En un cartel por el que danzaban nombres como Gnarls Barkley, Mika, Hot Chip, Justice o The Kills el canadiense brilló hasta cegarlos a todos.

Uno de los encargados de la contratación de artistas del FIB, Aldo Linares, asegura que ese concierto «está entre las cinco mejores actuaciones de todas las ediciones del festival». Gonzalo Abalo, guitarrista de los gallegos Nadadora, que pudo ver el directo entre bambalinas, lo refrenda. Sí, sí, hablamos del nivel de las exhibiciones de Björk en 1998, PJ Harvey en el 2001 o Brian Wilson en el 2004. Auténticas palabras mayores.

Fragmento de «Hallelujah» en la actuación de Leonard Cohen en el Festival de Benicassim del 2008

El jueves que viene será el turno de Vigo, en una noche que, a priori, lo tiene todo para que la magia flote en Castrelos. Para hacerse un idea de lo que se podrá ver, se puede acudir al espléndido Live In London, un doble cedé editado la primavera pasada que recoge la actuación de Cohen en el O2 Arena. Desfilaron todos sus clásicos. Nos referimos a un impresionante listado de piezas maestras entre las que figuran Dance Me to the End of Love, Everybody Knows, Tower of Song, Suzanne, Hallelujah, I’m Your Man o Take This Waltz.

A todas les ha sentado bien el paso del tiempo y la experiencia de un Cohen que explota como nadie la mejor de sus armas: la voz. Siempre contenida, grave y narrativa se sitúa en las antípodas de lo que en rock se entiende por feeling. Pero precisamente es ese punto desapasionado lo que lo que la hace realmente apasionante. Con los años, además, ha ganado de un ronroneo muy particular. Sugiere que cada una de esas sílabas interpretadas con perfecta dicción descansa un rato en la garganta antes de que el oyente la pueda degustar plenamente. El efecto llega a un punto tal, que incluso escucharlo hablar entre canción y canción termina siendo un placer.

Una gran banda
Pero, además de sus valiosas cuerdas vocales, lo acompaña una banda excepcional que mece su música entre bandurrias, laúdes e instrumentos de cuerdas logrando momentos de una belleza nada terrenal. En algunos casos —como es el del material extraído del elepé I´m Your Man— la revisión dota a los temas de un novedoso ropaje Por otra parte, como es habitual en Cohen, la elegancia y lo femenino lo preside todo y a su sobriedad de traje negro lo acompañan tres cantantes que iluminan con sus impagables coros maravillas como Athem o Ain´t No Cure For Love.

Todo ello se reparte por una actuación que, en función de la respuesta del público, puede llegar a superar las tres horas de duración. Es decir, un minutaje similar al recital que Bruce Springsteen ofreció en Santiago el pasado domingo. Así ocurrió en León, donde Cohen llegó a hacer hasta cuatro bises. En otros conciertos de la gira se quedó en tres, pero sea lo que sea, la audiencia dsifritará de más de una veintena de grandes temas interpretados con una maestría difícil de encontrar en estos tiempos en los que el trono del pop y el rock lo regentan, ahí ven, grupos como The Killers, Muse o Franz Ferdinand.

CUATRO DISCOS IMPRESCINDIBLES

leonard-cohen-songs-of-leonard-cohen1967 El disco de debut
«SONGS OF LEONARD COHEN»
Con 33 años y un pasado literario completamente ajeno a la escena pop, Cohen salta al ruedo en un año mágico para la música. Sobresalió. De cuerpo acústico y alma folk, es el álbum de Suzanne, Hey, That´s No Way To Say Goodbye y So, Long Marianne, joyas a las que reverenciar eternamente.

leonard-cohen-songs-of-love-and-haet11971 El disco oscuro
«SONGS OF LOVE AND HATE»
Inmersión en las dobleces del amor con un puñado de canciones retiradas de todo. Turbias, minimalistas e hipnóticas, desprenden una belleza muy particular. Sirva decir que Nick Cave se fijo en ellas y versionó Avalanche.

leonard-cohen-death-od-a-ladies-man1977 El disco barroco
«DEATH OF A LADIES’ MAN»
El disco menos Cohen de toda su discografía merece una revisión. Producido por Phil Spector, la crítica lo consideró un paso en falso y lo tachó de efectista y empalagoso. El artista también renegó de él en su día. Sin embargo, su pop barroco, romántico y orquestado suena en 2009 a cuarto y mitad de gloria.

leonard-coehn-ic2b4m-your-man1988 El disco sintético
«I´M YOUR MAN»
Mirando a Kraftwerk y a los Pet Shop Boys, el discurso gana en expresividad conservando la personalidad. Su voz, cada vez más gutural, se inserta e el dramatismo de First We Take Manhattan o Everybody Knows y logra embriagar. Lo de Take This Waltz es uno de los momentos más bellos de su carrera.