La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Detalla hoy Manuel Cheda en La Voz, cómo serán las condiciones económicas del concierto Bruce Springsteen en Santiago el próximo 2 de agosto:

“Inicialmente, el Boss ingresará la taquilla íntegra más los beneficios derivados de la explotación de bares y puestos de mercadotecnia, así como un complemento económico fijo que, vía patrocinio, aportarán la Administración autonómica y varias empresas privadas. Salvo cambio de planes, saldrán a la venta de 29.000 a 30.000 entradas en un momento aún indeterminado y a precios no fijados todavía, si bien está previsto que ronden los 50-60 euros”

Es decir, que los 1.800.000 euros que se sacarán con las entradas (presuponiendo 30.000 personas a 60 euros) se le ha de sumar otra serie de (más que presumiblemente altos) beneficios, entre los cuales figura un extra de dinero público –del mío, del tuyo- aún por determinar.

En un momento como el actual, en el que medio país se tambalea sin saber muy bien a dónde irá, en el que mil cosas básicas (desde la justicia o la sanidad a servicios elementales) no funcionan como deberían por falta de presupuesto, ¿no tiene un punto de inmoralidad el hecho de inflar con dinero público los honorarios de un artista multimillonario que no logra por sí solo lo que pide? ¿No sería más lógico, por ejemplo, que el artista cobre una entrada acorde a lo que aspira ganar (100, 150 euros lo que él crea conveniente… tal y como hizo Tom Waits en su día ) y, quien piense que merece la pena, lo pague sin esa aportación pública?

Porque lo que las estrellas con conciencia bajen sus cachés multimillonarios, eso sí que ya sería un verdadero dream.