¿Será que ha vuelto el brit pop cuando (casi) nadie lo reclamaba? Pues, semeja que así sea. De igual modo que ocurrió hace poco con la vuelta de Kula Shaker, un retorno como el de The Verve parece de todo menos necesario. Cierto es que su carrera posee momentos apreciables y que tuvieron su pico de gloria con Urban Hymns en 1997, en especial con el single Bitter Sweet Symphony, pero también lo es el hecho de que estamos más ante un grupo más interesante en potencia (siempre con esa sensación de “ummm…pueden ser grandes”), que interesante en su obra (ningún álbum llegó a esa grandeza), y del que pocas lágrimas se derramaron tras su disolución. También cabría apuntar que su herencia y los apenas diez años transcurridos no semejan suficientes como para activar ninguna clase de nostalgia.
Por todo ello llega este Forth con un interrogante tatuado en su piel: ¿era realmente necesario? Todo ello no importaría lo más mínimo si nos encontrásemos ante ese gran álbum de épica rock con desgarro, claroscuros y atmósfera opresiva al que aspiraron siempre y que nunca llegaron a alcanzar. Pero no, Forth apenas alcanza la corrección y, de aquí a unos meses, es bastante probable que se desvanezca en el mismo olvido por el que se perdieron los prescindibles discos en solitario de su líder, Richard Ashcroft.
Tanto dan entonces las buenas intenciones de esa extensa apertura de rock efectista aliñado de psicodelia de Sit and Wonders o la oscuridad de Noise Epic, con un pie en el rock neoyorquino de bandas como Luna y otro en el kraut-rock. Poca trascendencia tienen los efectos envolventes del baladón Valium Skies o el correcto single con pretensiones tarareables de Love Is Noise. La perezosa sensación global es la de estar ante un disco que no aporta nada a la carrera de un grupo que difícilmente podrá alcanzar algún tipo de notoriedad así, en una segunda vuelta descaifeinada. Y sí, todo ello por muy mal que esté la competencia en la primera línea del mercado del pop británico con los Bloc Partys y demás paladines del revival pospunk… La verdad es que da miedo pensar cómo serán los revivales de todos estos allá por el 2015.
Pues la verdad todos conocemos a The Verbe, pero te apuesto a que la mayoría solo conocemos Bitter Sweet Symphony… Y casi casi gracias al ring tone… No, la verdad si es buena, pero los medios consiguieron hacerla intragable de tanto que la pasaban en todas partes.
Pues el primer disco de The Verve (”A Storm in Heaven”) es curioso, no tiene apenas nada que ver con lo que luego hicieron y emparenta más con el shoegaze y el dream pop que cualquier forma de brit pop. Un pequeño botón por si alguien no lo conoce y tiene curiosidad:
http://goear.com/listen.php?v=ac68ee1
PD: el último disco es poco mejor que cualquiera de esas cosas que ha editado Ashcroft en solitario… Una pena, porque el Urban Hymns me gusta.
Vale, puede ser que esto sea cierto: «que se desvanezca en el mismo olvido por el que se perdieron los prescindibles discos en solitario de su líder, Richard Ashcroft.».Pero quien escuche «A song for the lovers» y no sienta algo, lo que sea, que se trague sus propios vómitos.
Para mi la música de ashcroft es arte, sentimientos envueltos en música detalladamente creada, cuando lo escucho logro subirme en una montaña rusa de emociones que me transportan y me llevan hasta sus mismos pensamientos en el preciso ínstate de la creación de sus canciones, y admiro el que su pasión y su obsesión por la música diera como resultado todo lo que muchos han menospreciado, muchos que mucho mas objetivos, pero también mas ignorantes y menos sensibles que yo han catalogado como prescindibles discos.
Si, quien allá escuchado «song for the lovers», «drugs dont work», también de la autoría de ashcroft, «never wanna see you cry» o «c’mon people» y los catalogué como prescindibles discos!! Dios!!, hay libertad de expresión y de opinión, pero me parece absurdo que alguien se atreva a publicar de forma tan atrevida tal comentario, conociendo, si es que conoce las letras de estas canciones. Para mi Richard ashcroft es un poeta dotado de la habilidad de hacer maravillosa música. Las letras y las melodías de muchas de sus canciones logran trasmitir un sin fin de sentimientos y angustias propias del hombre, que solo un cántate como el pudo sintetizar en los pocos minutos de una canción.
He leido comentarios al respecto, y estoy en total acuerdo con que la idea de que el nuevo disco forth, no es ni será lo que llegó a ser urban hyms o incluso norther soul, pero lo que si les puedo decir es que o solo bittersweet… es la canción emblema de the verve (para mi la mejor bada de la historia de mi vida), tenemos catching the butterfly, weping willow, this time, y podría seguir mencioado canciones que estoy seguro quien escribió al inicio ni siquiera ha escuchado y por eso entiendo sus comentarios fuera de todo conocimiento… ojalá ubieran escrito y al menos haber escuchado la discografía «mas popular» de the verve por que a todas luces se ve que este tipo no tiene ni una idea de lo que es The verve.
nick mccabe el mejor guitarrista que he escuchado, su creatividad así lo define, y si ni chequen come on, catching the butterfly, bittersweet, life´s an ocean, etc.
Siento disentir (oh, my gawd!) en lo de «un grupo más interesante en potencia, que interesante en su obra». A storm in heaven, aunque no tenga nada o casi nada que ver con lo que vino después (de hecho, fue lo último que grabaron como Verve [sin el The delante] antes de que el sello jazzero les obligara a cambiarlo), es un disco a tener verdaderamente en cuenta. Su problema (en mi opinión, claro) fue el hecho de haber estado siempre a la sombra de mega-obras-maestras-de-la-historia-de-la-música como son Loveless o Souvlaki, pero va sobradísimo en lo que a calidad respecta (Virtual world, Slide away, Blue, Butterfly, The sun the sea son temas HENORMES).
En fin, sólo quería decirlo…