La Voz de Galicia
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En medio del espectáculo bananero escenificado estos días en el Parlament de Cataluña dónde se han dinamitado las más mínimas normas democráticas, la señora Martinez puso el broche de oro al esperpento.

Una señora de edad y trayectoria política suficiente como para conocer el valor de los símbolos y lo que representa cualquier diputado electo, no tuvo reparo en levantarse y «limpiar» de banderas españolas los escaños vacios dejados por el grupo popular. Gesto que expresa el más ciego fanatismo de quienes, una vez despreciadas todas las normas democráticas, son capaces de eliminar sin más razón que su delirio a todo aquello que represente una idea u opinión contraria a su verdad.

La señora Angels Martinez, diputada de siqueespot y anteriormente militante del PSUC, se vino arriba jaleada por los antisistema de la CUP y eliminó sin miramientos a sus adversarios políticos y los más de un millón de catalanes a los que representan. Da mucho miedo pensar que haría esta señora con  todos los que no comparten sus ideas si algún día llegara detentar poder.

Señora Martinez, con todo el respeto que me infunden sus canas y su artrosis, le ruego se pare a pensar qué está haciendo con la democracia que tanto anheló y que le permitió estar sentada donde está incluso  envuelta en la bandera que quiera.

Señora Martinez cálmese, ya sé que le tiene ganas a todos sus adversarios ancestrales y que ya le tarda derrotarlos, pero la democracia se basa precisamente en eso, en combatir las ideas con ideas, no con salidas de pata de bancada, y las victorias con votos legales no de Monopoly.

Señora Martinez, entienda que por muchas banderas incómodas que retire y por mucho que lave los escaños con lejía, las ideas no de disuelven. A no ser que con su gesto nos quiera dar entender que si por usted fuera, no tendría reparo en hacer desaparecer  a cualquiera que no piense como usted.

Señora Martinez, ya es usted mayorcita como para entender en qué consiste  la democracia, por muy estupenda que se ponga mientras la jalean un seis por ciento antisistema de la población catalana.

Piénselo bien Señora Martinez, «no es aixó», ni son estas las maneras que la mayoría del  pueblo de Cataluña quiere y necesita para conseguir sus anhelos.

Tómese un té con un Aromas del Monserrat o póngase a calcetar para calmar esos nervios y esa furia, pero deje las banderas en su sitio, las suyas y las de los demás.