La Voz de Galicia
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Salieris

Coincidió que la sabrosa polémica desatada por Santi Santamaría y su ataque a la cocina de autor me pilló en Girona, esa deliciosa ciudad medieval de rincones afrancesados y elegantes cipreses.

No pude resistir la tentación de darle una alegría al cuerpo y desplazarme hasta Sant Celoni para probar fortuna en el sancta santorum del polémico cocinero: el C’an Fabes. Un restaurante instalado en una pequeña casa de piedra situada dentro del pueblo, con decoración moderna pero respetuosa con el continente, de luz tenue y un servicio impecable. Me equivoqué al pedir y me pasé de frenada porque no contaba con el festival de sorpresas que te sirven como aperitivo entrante, resultando demasiada cantidad si se tiene en cuenta que después me esperaban un gelée de guisantes con habitas y un pato en sang. Así que tuve que dejar para chiqueros el segundo tiempo del pato, el cibet, horneado en … Seguir leyendo

Pajares

Tengo un pariente que siempre que nos reunimos en familia y sale a colación algún chiste de catalanes, salta como si le pulsaran el play y lanza la misma gracia siempre. Este concuñado —que no habla el catalán— cuando se enciende transforma el gesto y representa una viñeta sacada de la película Cristóbal Colón, de oficio… descubridor, con el diálogo que se produce en ese momento tan iconografiado del desembarco del almirante en una playa repleta de indígenas que lo reciben llenos de presentes. Teniendo en cuenta que en el original Cristóbal Colón es Pajares y el de Mataró Juanito Navarro, provoca de inmediato la carcajada general.
Lo dice así —en un catalán sui generis—: per l´aspecte de la seba melena, vosté deu ser Cristóbal Colón; y luego cambia el tono de voz y se contesta: Si senyor, y vosté deu ser un salvatje. Vuelve a cambiar de rol y … Seguir leyendo

La vida en bote

La proliferación de botes es uno de los rasgos característicos de la sociedad posmoderna. Botes
de todo tipo de formas, colores y contenidos.
El fin de semana tuve el placer de cenar en casa de unos amigos unos deliciosos jarretes de cordero preparados con la alquimia secreta de las gentes del limpio Aragón; obtenidos de un ternasco de buen año amamantado con rastrojos, polvo y sequera, y perfumados con una salsa de aromas árabes a base de almendra, ajo y perejil. Plato único sin otra guarnición que un par de rebanadas de pan tostado, un tinto del somontano y un huevo escalfado para coronarlo.
Ya avanzada la tertulia de sobremesa entré en el servicio para eliminar los metabolitos del vino. Mientras me lavaba las manos quedé impresionado ante la multitud de botes que allí había y que —pude identificar— también había en mi casa y en la casa de todo … Seguir leyendo

La uña

Uno de esos pequeños infortunios domésticos como es que se estropee la caldera del gas, y sobre todo para quienes aún no hemos rendido nuestra cocina al microondas y seguimos cocinando con llama —soy de los que desconfía más de la cocina sin fuego que del volar de los aviones—.
Una de esas desdichas —decía— es lo que propició que apareciera por casa un chapuzas de los de verdad, de esos que tanto arreglan una luz que una cerradura que te pintan el comedor.
Un tipo de edad indeterminada, enfundado en un mono de color blanco salpicado por un repertorio de manchas increíbles, gorra de visera con el logo de una marca de cerveza y una voz de carajillo con callos de primero.
Después de lanzar una mirada tridimensional a la caldera, desenfundó un destornillador de estrella y la destripó en un santiamén. Tras cuatro o cinco manipulaciones, la restauró … Seguir leyendo

El asco

El anuncio está rodado en blanco y negro. Un joven chef con rasgos latinos se desenvuelve con soltura en la cocina de un restaurante de aspecto muy pijo. En la pantalla aparece el subtítulo first time mientras el cocinero remata minuciosamente un timbal de arroz rodeándolo con una guarnición de verduras. Una vez conseguida la presentación deseada, la contempla con cierta disconformidad y se saca un moco costroso de la nariz haciendo una pelotilla del tamaño de un garbanzo con él, y depositándola en la cima del timbal justo antes de pasarlo al servicio de sala.
La siguiente escena se subtitula second time, el mismo cocinero acaba de planchear un apetitoso chuletón de buey, lo emplata y sale alborozado de la cocina dirigiéndose al servicio de caballeros. Una vez allí, entra en una de las cabinas de inodoros, se arrodilla, toma el chuletón como si fuera una espontex, y con … Seguir leyendo