La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Durham. Me llama la atención que los fines de semana el Ayuntamiento de Durham se convierta en punto de confluencia de algo, lo que sea, una asamblea de una asociación, una reunión variopinta, el lugar de encuentro de unos excursionistas o, como es el caso ahora, de vendedores de sellos y de postales.

Los sellos me interesaron en dos etapas de mi vida, y si tuviera tiempo no me desagradaría continuar con la colección. Y tengo un aceptable grupo de postales viejas. De manera que, como yo iba a una reunión, tuve muy poco tiempo para mirar postales. Pillé una del puerto de Vigo de hace más de un siglo que no la he visto en ninguna parte.

Pero lo que me asombró fue el precio: ¡dos libras! O sea, un poco más de dos euros. Por menos de doce o quince no se puede conseguir una semejante en Galicia, y si es tan escasa como pienso, vaya usted pensando en subir a los treinta.

Claro está que en Inglaterra existe una inveterada afición al coleccionismo. Y eso, claro, no encarece los precios: los abarata.