La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Despertar con el anuncio de que Donald Trump ha ganado las elecciones en Estados Unidos es empezar el día con mal pie, como lo empecé yo el miércoles pasado. La inestabilidad bélica que se avecina, la elevación del gasto en defensa en el mundo, la crisis económica que vuelve… todo pasa por mi mente en los primeros minutos. El día se presentó gris. También fuera, porque había llovido y sabía que no íbamos a superar los 6º.

Ese era mi estado de ánimo cuando bajé a desayunar en el Premier Inn Centre donde me alojo. Ahí parecía que había habido reunión, algo así como “chicos, la clientela va a llegar deprimida, así que vamos a levantarle el ánimo”.

Y dicho y hecho, porque a la mujer siempre sonriente que en vano me animaba hace meses a que me metiera entre pecho y espalda un auténtico desayuno inglés se sumó la que parecía ser la máxima responsable del comedor, una mujer joven, quizás no haya llegado a la treintena. Un encanto que puso un toque elegante con sus tacones y su melena negra, y que por supuesto iba con los brazos al aire, sin sisa, como si esto fuese verano, y lo cierto es que en el hotel no hace frío en absoluto, pero tampoco derrochan en calefacción, y es la única entre las docenas de clientes que muestra sus brazos.

Todo ello ayuda a olvidar, aunque sea durante un mero desayuno, que los norteamericanos han puesto a un loco al frente del manicomio.