La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
Seleccionar página

m2

Ferrol. Hace años cogía en brazos a una niña que apenas sabía andar. Iba de vez en cuando a su casa, ya que su padre es mi gran valedor en el periodismo y mi gran referente. Yo tenía entonces 16 ó 18 años. Más tarde, en alguna ocasión llevé a esa niña a comprar algo o de excursión, junto con su hermana mayor. Cada vez más me hice asiduo de aquella casa ferrolana de la calle Dolores, donde los debates entre su padre y yo se hacían interminables.

Nunca pedí el contacto con aquella niña de ojos tan claros y sonrisa permanente. La vida, claro, nos llevó por vías y senderos distintos, pero siempre sabía dónde estaba y qué hacía, entre otras cosas porque desde mediados de los años 80 su padre y yo compartíamos jornada laboral en la redacción de La Voz de Galicia.

El tiempo ha ido pasando. Y hoy es uno de esos días en los que me doy cuenta de ello. Madre de tres hijos adolescentes, hoy Mavi Lezcano ha leído su tesis doctoral

Lo de menos es su merecido sobresaliente y propuesta para cum laude por su estudio sobre San Andrés de Teixido, onde vai de morto quen non vai de vivo. Lo importante, lo relevante, es que, tantos años después, sigue con los ojos claros y la sonrisa permanente. Y que me siga considerando su amigo.