La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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lambre

Ponte do Porco. No es un sitio maravilloso Ponte do Porco, ayuntamiento coruñés de Miño, pero podría serlo a pesar de la barbaridad estética que es la Autopista del Atlántico. Como otros tantos núcleos, entre lo que se dejó hacer y el poco cariño estético que el gallego tiene a su casa, degeneró en lo que degeneró. Conoció tiempos mejores, sin duda, y encima tuvo la suerte de que el itinerario oficial del Camino Inglés a Santiago pasa por ahí, por ese puente que levantó Isabel II cuando ni un peregrino se dirigía a Santiago desde Ferrol (el puente gótico, el auténtico, se mantiene en pie río arriba).

Desde hace muchos años abre ahí sus puertas el mesón Alameda, al lado del porco bravo pétreo heredero de aquel que dio nombre al enclave. Nunca comí en él, pero sí tomé unas cuantas veces la tapa de exquisitos callos que me ofrecieron. Hoy recalé allí para tomarme un café mientras inventariaba los desastres del Camino Inglés (que llega allí por duro asfalto en vez de por las estupendas pasarelas de madera, por ejemplo). Y han sido, como siempre, amabilísimos. Lo cierto es que da gusto parar aunque sea para que le animen a uno.

El comedor es sencillo y de tamaño tirando a pequeño, por eso quien quiera ir a comer, con unas vistas estupendas sobre la desembocadura del río Lambre (topónimo prerromano), mejor que reserve.