La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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as catedrais

Red Natura del río Tambre. Años de chapuza urbanística aquellos 60 y 70 del siglo pasado, que tuvieron a mal prolongarse por la costa gallega. Años de agresiones al entorno, a edificar donde el alcalde de turno o simplemente el propietario de turno tenían a bien, sin más. Y ni la Administración ni, por supuesto, el ciudadano de a pie se bregaron en la defensa de su patrimonio natural.

Es cierto que muy lentamente, pero las cosas están cambiando. Con una peculiaridad: dejando aparte los pequeños grupos, de labor constante aunque por desgracia muy marginal, todo el mundo quería que se protegiese la costa… lejana. Por supuesto no la que tengo al lado de casa, con unos solares donde edificar auténticos bodrios, con los arquitectos como cómplices silenciosos (ahora ya no lo son; ahora son cómplices que se atreven a defender alto y claro el feísmo). Véase Malpica, por ejemplo.

El Cantábrico gallego, fuera las barbaridades de Barreiro (alcalde PP) y de Foz (alcalde PSOE), quedó al margen. La ventosa playa de Carricelas, también. Y mire usted por donde la gente empezó a acudir a ese arenal ni muy grande ni muy pequeño que rápidamente se hizo conocido por España entera pero rebautizado: As Catedrais. Y empezó el agobio, el deterioro y el peligro físico para el visitante -que este periódico denunció sin parar- quien, desde luego, quería llegar y besar el santo. Y menos mal que no se pidió que las mareas funcionasen a gusto del consumidor.

Lo cierto es que la Xunta se puso manos a la obra con una diligencia que debería de trasladar a otros aspectos, y ayer el presidente gallego, Alberto Núñez Feijoo, presentó el plan de conservación de As Catedrais, que implica -¡por supuesto!- una ordenación de las visitas, las cuales no podrán pasar de 4.812 diarias en temporada alta, lo cual, permítame el presidente, me parece muchísimo, pero los expertos tendrán sus razones para poner esa cifra. También oteo en el horizonte quejas. Por lo que sea: porque me dejé la entrada en casa y no me dejan pasar, porque soy español y esto es España y voy adonde quiero, o por cualquier otra razón, como por ejemplo tener que sacar las entradas en esta web.

Dejémonos de charangadas: lo de ayer ha sido un puntazo. Que cunda el ejemplo y se organice el litoral gallego bajo un paraguas proteccionista. Yo no quiero acabar como Portonovo.