La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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c1Copenhague. Sigo en el hotel AC Bella Sky. Y para ser justo, además del lado negativo que ya escribí ayer hay otra cara positiva: la profesionalidad de sus camareros. Subí al piso 23, donde está el bar, y uno se queda ensimismado contemplando Copenhague a vista de pájaro y relajado gracias a la excelente atención. A la hora de la cena bajo al restaurante -por cierto, temía el sablazo, como hace dos años en el Admiral, pero los precios están muy ajustados- y la sencilleza, sigilosidad, eficacia y rapidez, unido a un trato muy cordial pero sin pasarse un pelo, convierten esa horita en un punto final a la jornada que hace olvidar un poco el cansancio y uno recupera la fe en el género humano.

La foto que acompaña a estas líneas es de uno de esos camareros, ejemplo de profesionalidad y complicidad con el cliente: se dirigió a mi hija como «young lady». Todo un detalle para ganarse la confianza, que se completó con un asesoramiento excelente. Búsquenlo si se llegan a este hotel.