La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Irixoa (A Coruña). Me he llegado al municipio de Monfero a charlar con los alumnos del CPI Virxa da Cela. Y desde Betanzos a Irixoa he dejado a la diestra la capilla de San Cosme. Iba con el tiempo justo, así que ni le hice caso. Al regreso acabo de parar ante ella. Es uno de esos lugres simbólicos: cuando tenía 13 ó 14 años fui allí con mis padres en una de las habituales excursiones, y allí comimos sentados en la hierba. Era toda una odisea subir en un 600 cargados, desde Betanzos y por una carretera infernal, pero esa fue una de las grandes ventajas que tuve en mi infancia y adolescencia: íbamos a todas partes, casi sin dinero, con la comida y el agua (o la gaseosa si había suerte) de casa y descubríamos Galicia. No la recuerdo como una excursión alegre, pero me impresionó antes la capilla románica. Ahora me volvió a impresionar, pero por lo desangelado del entorno. Un panel cuenta su historia y asegura que allí hay una histórica carballeira (robledal). Juzgue el lector por la foto que encabeza estas líneas.