La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Santiago de Compostela. Éramos legión los que lo veníamos pidiendo desde hace años. Desde hace dos decenios largos, para ser un poco más exactos. Porque el peregrino -viniese con fe o sin ella- que recorría el Camino de Santiago arribaba a Compostela, se extasiaba en el Obradoiro (eso sí que es nuevo, porque la entrada clásica era por Azabachería) y… punto final. O sea, necesitaba y necesita un local de acogida, de orientación. Un sitio donde recalar, donde hablar. En el centro de Helsinki ya lo hay, aunque les falten los peregrinos.

Y en Santiago lo habrá. O mejor dicho, el local ya existe: el impresionante y viejo asilo de la calle de Carretaas, justo en la parte trasera del Obradoiro, lugar y emplazamiento inmejorables en los que la Xunta va a invertir millón y medio de euros. El convenio entre Turismo de Galicia y la fundación Catedral de Santiago de Compostela ya está firmado. Tiene razón Nava Castro, directora de Turismo de Galicia, cuando asegura que «la creación de este Centro Internacional de Acollida aos Peregrinos complace una vieja aspiración de los peregrinos, que cuando llegaban al final del Camino no encontraban un lugar donde poder expresar sus emociones y experiencias y donde poder informarse sobre Galicia y sus recursos”. El centro tendrá una superficie algo superior a los 1.400 metros cuadrados, contará con diversos servicios como una oficina del peregrino, un salón de actos, una capilla, un centro interconfesional, un área de información turística, una biblioteca y un centro de documentación jacobea, una zona de idiomas y un área para asociaciones de amigos del Camino.

Lo dicho: a veces da gusto pagar impuestos.