La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Torres de Altamira (Brión). ¿Cuántas veces habré venido a las torres de Altamira? Pues me siguen encantando. jamás encontré los subterráneos que sin duda con pluma demasiado rápida describió Victoria Armesto en su Galicia feudal, y realmente no creo que existan en esa fortaleza levantada sobre un castro y propiedad de la Diputación de A Coruña. Son unas ruinas estupendas que no necesitan rehabilitación alguna, sino mimos constantes. Unos paneles, incluso en Braille, dan una idea clara de cómo fue aquello. El palacio gótico mantiene en pie varias paredes, y los varios de los torreones que existieron en su día recuerdan el poderío de ese magnífico mirador sobre parte del valle de Amaía y el río Sar, ese que cantó Rosalía. Las campanas de Bastavalesque cantó la poetisa- se oyeron con fuerza mientras yo estaba allí.

La primera agradable sorpresa fue comprobar el buen estado del monumento, y la segunda ver que había gente, que inmortalicé en las fotos. La tercera, descubrir un muy viejo camino que se adentra en un bosque y que sin duda fue durante siglos el acceso principal. Cruzando un bosque, termina a la entrada de la aldea de Calo. Una maravilla, como se ve en estas imágenes.