La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
Seleccionar página

Copenhague. El Salt es el restaurante del hotel Admiral. Un viejo amigo me invita a cenar allí y hablar de viejas glorias pasadas. Entrar en el Salt causa una cierta impresión. Una parte de la cocina, la principal, está abierta, en contacto con los comensales. Abundancia de educadísimos camareros. Gran edificio. Buena presentación de mesa. De manera que todo ello lleva a una primera impresión estupenda. Además, las tres sales que ofrecen presumen de nombre propio –laeso, maldon y guerande-. Un camarero viene con el pan (varios panes) e incluye en la bandejita un papel cebolla de alto gramaje con la explicación de la procedencia y cata de esas sales. Chapeau.

El primer palto es cola de langosta a la plancha sobre fondo de ternera y compañía de múltiples flores. Tiempo, y no de ansiedad. Pero la arquitectura del plato es sensacional, en la estela del Noma. Las flores son variadas y finísimas especies vegetales. La ternera está tostada y con morfología paralepípeda, muy suave y con un recuerdo a nuestros chicharrones. Y la cola de langosta es eso, cola de langosta, junto en su punto. El plato, en resumen, es de 10.

El segundo es una platija, un pescado de segunda categoría en Galicia. Lo cierto es que resulta exquisito, a la plancha y -de nuevo- en mantequilla. Se trata de un pescado soso, y el sabor se lo dan las abundantísimas alcaparras. Las patatas con perejil acompañan un plato en el que se incluye un limón pasado ligeramente por la plancha, (buena) señal de que el cocinero conoce la insulsez del animal.

La variedad de postres es mínima: 2. Dicen que hay variedad de helados, pero no lo especifican. Elijo, sin duda, el helado sorpresa. Excelente presentación y sabor, pero el helado necesita un par de grados de más. Y, como siempre en los países nórdicos, para los gallegos está un poco dulce de más. Aunque, ¿quién no perdona ese pecado?

Cuando retomamos la calle, mi amigo se niega a decirme a cuánto salimos per capita. Pero seguro que le ha dejado el bolsillo algo vacío de más: los daneses tienen sueldos sólo ligeramente superiores a nosotros.