La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Negreira. He vivido tres años en Negreira en plena Transición, le tengo especial cariño a la localidad y conservo en ella algunos amigos. Acompañado de Quin y de Manolo he recorrido sus calles. Lógicamente está muy cambiada, pero el nivel de caos urbanístico que ha alcanzado resulta difícil de encontrar por ahí adelante, fuera países del Tercer Mundo. Su municipio tiene auténticos tesoros como el excepcional puente de Ponte Maceira. Una interesante iglesia en Negreiroa. Un paseo fluvial que ya estuvo mucho mejor que ahora. Pero lo que es el casco urbano debe colocarlo cualquier turista en la lista de no visitables: no aporta nada excepto desorden, y hasta el pazo de O Cotón (privado y no visitable) ha quedado oprimido. En fin, Negreira es un ejemplo de lo que hay que hacer en Galicia si queremos acabar con el 10% del PIB y el 12% de los puestos de trabajo. Porque eso es lo que significa el turismo.