La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Grafham. He vuelto al cementerio de Grafham. Para ser más exactos, a su iglesia, pero el cementerio está pegado a ella. Los muertos, en tierra, y con una lápida vertical que los identifica. Además de los datos personales, todas tienen una frase inicial del estilo “El amado marido y padre…”, “El querido abuelo y esposo…” o similar. Y casi no hay excepción a la hora de rematar con una sentencia de carácter religioso: “Ahora ya está con el Señor”, “No sufráis porque descansa en Él”, etc.

Entre todas –quizás un centenar- me llamó la atención una tumba. La tierra ha sido removida no hace muchos meses, quizás en primavera. Y me llamó la atención porque no había lápida, sino una cruz. Y no de piedra, sino de madera. La única.

De modo que me acerqué a ella, lento, en silencio, con el debido respeto, intentando no pisar ninguna otra.

En la cruz, una muy pequeña y sencilla placa sostenida por cuatro clavos de redonda y oxidada cabeza. Tuve que agacharme para leerla, ciertamente con alguna dificultad porque el sol deslumbraba. Tres líneas en mayúsculas. En la primera, los nombres propios. En la segunda, un apellido compartido. La tercera me emocionó:

ANDREW & MURIEL

NIELSON

REUNITED

¿Puede haber mayor declaración en una sola palabra, reunidos?

Que Deus os teña onde os ten, juntos para siempre, Andrew y Muriel.