La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Red Natura del río Tambre. Tengo un excelente recuerdo de la ciudad finlandesa de Oulu, adonde fui hace poco más de dos años (¡en pleno febrero!) a dar un par de conferencias sobre el Camino de Santiago. ¿Nieve? La que cualquiera se imagine, porque la ciudad está cerca de la frontera sueca y de la frontera con Laponia. Pequeña, entrañable, de gente colaboradora, grata, nada cerrada, con presencia de ciudadanos que chapurrean algo de español (idioma cuidado, estudiado y enseñado en su universidad). Me sorprendieron dos cosas. Una, que en pleno puerto hay una celulosa (que yo no quiero aquí ni loco pero que allí aceptan sin problemas, al parecer). Y otra, que en aquellos momentos había 800 repetidores públicos de wifi por toda la ciudad de tal manera que uno siempre estaba conectado. Una profesora de la universidad me lo razonaba así: «Estamos en el fin del mundo, de modo que para tener presencia en él y para existir necesitamos estar conectados». Y así era. Iba por los pasillos de la universidad y en todas partes había ordenadores, aquí y allá, de manera que cualquiera paraba, consultaba algo y seguía.

Oulu siempre estuvo en mi memoria, más que otros de los cientos de lugares que conocí en mi muchos viajes, que en eso tuve suerte. Y la verdad es que figura entre la media docena a la que me gustaría volver antes de abandonar el planeta.

Casualmente me encontré ahora con una webcam de la plaza del mercado. Nada que ver con lo que vi yo: sólo estaban los edificios del fondo (un mercado pequeñito y precioso) y el resto era un grueso manto de nievo (-12º).  Lo reconocí tan poco que puse un mail a su oficina de turismo y alguien de nombre Jenni conectó conmigo un par de veces con una amabilidad suprema. Y es que, además de que se trate de una profesional del turismo, en Oulu necesitan amigos en todo el mundo.

Lo dicho: gran sitio, gran gente.