La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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A Illa de Arousa. Día ventoso, abofé, con el norte soplando fuerte, así que hay que refugiarse en algunas playas, las de la izquierda. Aprovecho para llegarme al monasterio de Armenteira, donde una encantadora y agradable religiosa me asegura que las pastas que allí hacen son tan buenas que «llevan al cielo». Pues oído eso, hay que comprar, claro está. El monasterio, impresionante, al igual que la ruta que lleva a los molinos. Llamo al fotógrafo Manuel Marras y se lo digo, y el hombre va feliz porque el amigo común Machiño quiere que hagamos un reportaje de la zona dedicado a nuestra sección Galicia Bonita. Regreso a la isla, compro en un desorganizado supermercado de una gran cadena donde la cajera me dice que no tiene ni idea de si aceptan visa, y me muestra una bacaladera diciéndome «tenemos esto, pero yo qué sé» (así está el país, señores y señoras), llamo al alcalde para hablar sobre el Camiño de Santiago (esta isla tiene mucho que decir) y una sabidilla funcionaria me lo impide porque «iso lévao turismo», y, en fin, regreso al bungaló. Coro ha tenido la brillante idea de preparar una de sus excelentes tortillas. Mejor que los centollos, oiga.