La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Cambados. Ando por Cambados y, de repente, veo una señal que apunta hacia la bodega Don Olegario. Ni idea. No es que uno sea muy experto en vinos, ni mucho menos, pero siempre interesa estar al día. Así que suave volantazo al Land Rover (debe de ser el Land Rover más popular de Galicia) y enfilo una carretera fea donde las haya. No hay problema de señalización, y llego a una bodega pequeña (cinco hectáreas) donde la dueña, dicharachera y encantadora, habla de que su vino resulta difícil de encontrar aquí porque prácticamente toda la producción la exportan a Estados Unidos.

Con 12,5º, se trata de un vino de color amarillo dorado, brillante, con complejidad en boca, bien estructurado pero que quizás sorprende porque tiene algunas notas que no se identifican con un albariño. Va muy bien con quesos que no estén demasiado curados y con arroces, aunque yo no lo recomendaría para pescados y mariscos (uno es así de heterodoxo).

Compro una caja de dos botellas y viene la parte desagradable del asunto. A 12 euros la botella es mucho. Por ese precio en bodega se encuentran otras cosas creo que mejores. Y vuelvo a ser heterodoxo, porque en The Wall Street Journal figura como el cuarto mejor vino del mundo, si bien ya se sabe que clasificaciones las hay para todos los gustos, y los de los norteamercianos no son similares a los nuestros.

Pero lo interesante es que Don Olegario pasee la calidad de nuestros vinos por Estados Unidos adelante. Lo cual no es poco.