La Voz de Galicia
Escritos de Galicia y resto del planeta
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Santiago de Compostela. Acabo de ir a ver a Ignacio R. Eguíbar y a tomar un café en su despacho («Estamos preparando o 2010 e non teño tempo de saír», se disculpó). Un buen tipo al que el cargo no se le ha subido a la cabeza para nada. Como debe ser. Un ejemplo para tanto prepotente.

Y al salir del despacho me tropiezo con dos viejos conocidos con uno más que no he visto en mi vida y que pertenecen a la Asociación de Amigos Vía da Prata de Ourense. Camiño Mozárabe. Dejando aparte que nunca he tragado lo de Vía da Prata porque por aquí no pasaba en absoluto (del sur al norte vía Astorga, ya me dirán), es una gente que se está dejando la piel en defender una vía de peregrinación a la que le cuesta mucho resucitar. Cierto es que las hay en peor situación, y ahí están para demostrarlo el Camino Inglés y el Camino Portugués.

Saludo rápido porque los llama el hoy agobiado Eguíbar y me pasan el número 4 de O Camiño Auriense, que aún huele a tinta porque acaba de salir. Una revista discreta, hecho con no excesivos medios pero muy digna y bilingüe: español e inglés. Uno de sus artículos se refiere al rollo jurisdiccional de Alberguería (entre Laza y Vilar de Barrio), que mire usted por dónde forma parte de un muro… de cemento. Algo que tanto esa asociación como otras muchas viene denunciando repetidamente. Un atentado patrimonial que no se da en ningún país serio. Porque éste no lo es, claro está.