El domingo vuelve a jugar el Obradoiro. Es una gran noticia, después de una semana de parón por la Copa del Rey, y tras el episodio de crisis institucional que anestesió la ilusión de la extraordinaria aventura del baloncesto ACB en Santiago. Así que afortunadamente tocó hablar del juego otra vez, y para ello convoqué una charla con Ricardo, David y Raúl. Los dos primeros son dos tercios de Obradoiro de Básket, y el restante es la mitad de Jugones. Dos blogs gallegos de baloncesto, los únicos que tenía bajo el radar de la actualidad del Obra (Jugones sobre todo en su twitter), prensa aparte.
La conversación en torno a varios cafés en Compostela fue yendo y viniendo sobre la trayectoria del equipo, los problemas/milagros que surgieron en el camino, la afición y el contagioso efecto que se produce en un evento deportivo cuando la ilusión te absorbe. “Un síntoma de eso es cómo nos conocimos David, Fernando [ausente en la reunión] y yo”, dice Ricardo sobre la idea de su blog. “Fue en la cola para hacer el abono, tres horas esperando. Me metí en la conversación y ya nos hicimos colegas. Una historia de amor”, comenta.
Tres desconocidos conversan en una cola y deciden montar un blog sobre el equipo. Pero, ¿qué equipo? “Cuando nos hicimos socios, sólo tenían un jugador. Cuenta Kostas Vasileiadis que entonces le enseñaron un papel con el nombre del equipo, y donde llegaba el apartado de jugadores, sólo figuraba él. Pensaba que se le debió de acabar la tinta a la impresora”, prosigue Ricardo. David se sincera al decir que “cuando hacía el abono”, no estaba “convencido de que el Obradoiro fuera a salir a competir”. “Yo, al ser de fuera de Santiago, la verdad es que me aboné a la ACB, no al Obradoiro. Pero luego ves al equipo, ves lo que da… Ahora lo llevo dentro como si fuera mi club”, relata Raúl.
Duros inicios como la “novatada que pagó el club” en el primer partido contra el Barça quedaron pronto en el olvido. El ambiente del Multiusos Fontes do Sar enseguida se convierte en otro aliciente para seguir al equipo. “El ambiente que se ha creado es muy bonito. Recuerdo a Sito Alonso decir que estaba cagado con el ruido”, recuerda Ricardo sobre el entrenador del Joventut. “Hay un punto de inocencia. Bastante educación, sin insultos ni cánticos contra jugadores ni el rival. Supongo que eso se irá perdiendo” si el club mantiene la élite, o al menos es lo que opina Raúl. “El ambiente en general es familiar. Las autoridades se fueron sumando poco a poco, pero no hay mucho glamur. En la NBA tienen a Spike Lee, y nosotros a uno de Os Tonechos”, resume David.
Pero después de lo ocurrido con Docobo, Laíño y Juane, el miedo es que ese ambiente mágico se rompa. “Si se pierde contra Manresa, creo que sería peor por lo del ambiente que deportivamente”, dice Ricardo sobre el partido vital del domingo. Existe miedo a que la división que se palpa entre defensores de una parte y otra estalle en el pabellón en forma de pancartas y pitidos y respuestas a esos pitidos. “Jugar al baloncesto, jugar al baloncesto”, repite como un mantra Raúl para explicitar el mismo deseo que yo mostraba hace unos días. Que el juego recupere todo el protagonismo. Deseos aparte, y sin apostar por vencedores ni señalar vencidos, todos coinciden en resaltar la figura de Laíño por encima de todo lo ocurrido.
Superar esa posible división es una prueba. ¿La otra? “El segundo año va a ser fundamental. Empezar la plantilla otra vez de cero y posiblemente el club”. “La conversión en SAD va a ser una prueba para ver si la afición responde” a otro nivel. Pero mucho de todo esto pasa por la permanencia en ACB, algo fundamental para que la pasión por el Obra no sea otro enamoramiento fugaz de Santiago con el deporte, como ha ocurrido con otros clubes. Sin embargo, existe el convencimiento entre los blogueros que “la afición va a responder hasta el final”. Y yo también lo creo.
Va, venga, hablemos del equipo. “La mala suerte que ha tenido el Obradoiro con las lesiones es increíble. Curiosamente, los jugadores de carácter más inestables, Terry y Djedovic, son los que estuvieron siempre. Bueno, y Higgins”, bromea Ricardo. No hay acuerdo en si la falta de pretemporada por las excepcionales circunstancias del equipo ha tenido que ver. “Cuando empezó, al equipo se le veía muy justito. Por ejemplo, fue muy criticada la llegada de Stanic”, recuerda David, quizás porque el base se dejó para el final y se insistió en que era la clave del proyecto. Pero ahora todos coinciden en señalar que Maxi es “fundamental y el más irremplazable” de la plantilla.
“Y esto no es como Messina, que no se le lesionan, pide más y se lo dan”, dice Raúl. Eso nos llevó al fichaje de Massey. El autor de Jugones tiene sus dudas (“tiene mucha calidad pero me parece un plan Terry y necesitamos más carácter”) pero creo que da en la clave: “Había que llenar el hueco de Marc Jackson, para un defensor no es lo mismo tener un jugador enfrente capaz de anotar, a pesar de sus limitaciones físicas”. Ante la disyuntiva Ruffin, todos lo tenían claro: se necesitaban puntos.
“Además este tío te permite correr, defender las esquinas cuando estás en zona… Era urgente traer a un tío que meta 14 o más puntos y mandar un mensaje también a los otro equipos de que vas a competir”, argumenta Ricardo, que coincide conmigo en que la coincidencia de Pasalic en el puesto de 4 amenazando con su tiro y Massey dentro con espacios para maniobrar puede dar una nueva alternativa al juego del Obradoiro. Y un deseo o lamento, según se entienda. Que el carácter y el gancho que todos destacan en Vasileiadis no se contagie en Djedovic y Terry, los jugadores en los que vemos mayor potencial.
Después de ver todos los partidos en casa (impresionó Valladolid en relación con las expectativas que traía, la exhibición de Bullock a pesar del triunfo sobre el Madrid, o el estado de gracia de Rafa Martínez en la visita del Valencia), reconociéndose excesivamente exigentes con un club que prácticamente tuvo que poner las canastas hace unos meses, lanzan la única petición de la tarde: gente gallega. “Ni me lo planteaba tener gallegos en el equipo. incluso me planteaba qué podría tener Rosalía”, dice Raúl. Más lejos va David: “Yo soy socio de Estudiantes y me encantaría que ese modelo se pudiera seguir aquí”. Eso será otra historia.
De que se escriba dependerá de lo que ocurra en las 12 jornadas restantes.
Baloncesto español, General