La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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Azul

-¿Me das un beso?
-No.
-Pues el que vea primero algo azul le da un beso al otro.
-¡Qué cara!
-¿Por qué?
-Porque así tenemos que darnos un beso seguro.
-Claro.
-No.
¿Por qué no?
-Porque primero tenemos que ser novios.
-Pues somos novios.
-No, antes hay que hablar.
-Pues mis padres casi no se hablan y antes se daban besos.
-Claro, antes, cuando se hablaban.
-Ya estamos hablando, ¿nos damos un beso?
-Mi tía dice que le eche la lengua a quien me pida un beso.
-Mi abuela dice que tu tía es una solterona.
-No. No quiso casarse.
-Es lo mismo.
-No. No lo es.
Unos pasos de silencio y giran hacia las rocas.
-Vi algo azul.
-Y yo.… Seguir leyendo

Un día cualquiera

Están en un café acristalado, frente a un mar de plomo, en un día cenizo.
-Voy a ver a papá.
-Yo espero.
-¿Vendrá?
-Sí.
-¿A qué hora llegará?
-Llegará.
Se queda solo. Hay un cliente que lee el periódico como si lo estudiase.
Aparece. Lo ve en la cafetería y se le acerca. Se abrazan con dificultad.
-¿Dónde está papá?
-Está tu hermana con él.
Mira hacia el pasillo.
-Dime que no está pasando.
Mira hacia fuera, al mar de plomo y al día cenizo.
El suelo del tanatorio está frío.… Seguir leyendo

¿Volver a empezar?

Y él pensó que, al cambiar de ciudad, su vida iba a comenzar de nuevo. Pero las vidas no comienzan nunca de nuevo. Las vidas se repiten. Los días se repiten unos sobre la huella de los otros. Como los pasos de un baile. Él pensó en el aeropuerto en el piano en el que practicaba de niño. Su abuela le decía:
-Concéntrate más. Tocas como si tuvieses un gato dentro del piano.
Y él no quería concentrarse. Él solo quería que su madre volviese a casa del viaje. Cogió sus maletas y la nevada no permitía saber si afuera había o no ciudad.
-Eres un niño sin calor. Llevas el frío de tu madre.… Seguir leyendo

Los santos inocentes

Inocentes son los ciudadanos que aún tienen trabajo y se levantan todos los días para cumplir con sus obligaciones. Que trabajan sin rechistar, aunque conozcan los sueldos que hay en algunos bancos y lean informaciones sobre las comisiones que se han circulado (¿en pasado?) por este país. Inocentes son los que trabajan mañana y tarde sin pestañear para pagar la hipoteca y a los que jamás nadie, ni por su cumpleaños, les regalan trajes ni bolsos. Inocentes son los que están a pie de oficina, empleados públicos y privados, durante las cuatro estaciones del año, luzca el sol o truene. No hay otros. Solo reconozco inocencia en aquellos que dan para recibir, que se esfuerzan para lograr una recompensa. Lo demás es ruido partidista. Lo demás es la política convertida en un feo guiñol que no nos lleva a ningún sitio. Políticos de todos los colores se cruzan justo las … Seguir leyendo

Irán, y no volverán

Necesitamos un espejo que destrozar. Un lado oscuro. El ser humano precisa ver deformidades para combatirlas. No sabe estarse quieto. Busca el dolor. Occidente necesita a Irán. Como necesitó a Irak y a Afganistán. Irán provoca a Occidente en Ormuz. Un estrecho muy estrecho. Lo dijo el jefe de la Armada iraní: cerrarlo es tan fácil como beber un vaso de agua. Llega con una línea de minas o con hundir unos buques en esa cintura de Ormuz que apenas alcanza los tres kilómetros de ancho. Así de sencillo sería cerrar el paso por el cruza el veinte por ciento del tráfico mundial de petróleo. Irán, de momento, provoca. No va más lejos, porque su debilitada economía también bebe crudo. Pero ¿qué hará Estados Unidos? Se retira de Irak y Afganistán, porque la recesión obliga. Aunque ya hay expertos que dicen que Obama puede necesitar una guerra para ganar la … Seguir leyendo

Un cielo de invierno

Renzo y Di Marco dejaron atrás la cena de empresa, o la cena de empresa les dejó atrás a ellos. Caminan desparejos por la ribera del río.
Di Marco se para a ratos para tratar de liar un pitillo.
-Fumo así. Está rico.
-¿Dónde quedó el lujo de los cigarros holandeses?
-La crisis. La maldita crisis que decide todo por ti.
-Hasta lo que fumas.
-Hasta lo que fumas -dice irónico Di Marco-. Pero está rico. Lo único que se apagan mucho. Son un poco como los sueños que o tiras de ellos o se apagan.
Los dos están mirando el espejo negro del río en la noche. Y Renzo, ese pedazo de periodista enorme de cuando las máquinas de escribir atronaban en las redacciones, le dice a Di Marco:
-Los sueños son como arrojar papeles al río. Se mojan y se hunden.
-Déjate de mirar al río, y mira … Seguir leyendo

Renzo y la culpa

Defiende Di Marco:
-Cualquier pronóstico es un deseo.
Pero Renzo está a otra cosa. Habla de hijos y de la culpa, de la culpa que se cree superada y que crece.
-Mis hijos, Di Marco, si me ven, cambian de acera.
Di Marco sigue a lo suyo. Mira al río sucio:
-Queremos que edifiquen imperios que nunca veremos. Los mismos o parecidos imperios en los que nosotros fracasamos.
Renzo ahora sí le escucha y le dice:
-Uy, fracasar no es una palabra. Es un cubo. Tiene demasiadas caras.
Y los dos se marchan a ese boliche que tiene el fulgor espasmódico que le da un neón casi cascado.… Seguir leyendo

Renzo y Di Marco

Renzo se encuentra a desgana con Di Marco. Di Marco está fumando uno de sus cigarrillos holandeses a la puerta del periódico. Siente a Renzo a su lado.
Renzo habla como al aire. Sin mirar a Di Marco. Enciende su cigarrillo de tabaco negro. Solo lo fumara hasta la mitad, como siempre.
-Desde que las redacciones parecen bancos, sin tabaco, sin alcohol, sin el sonido metalúrgico de las máquinas de escribir ya no se puede hacer una buena crónica.
Contesta o no contesta, solo habla Di Marco.
-Me esperan los niños y el jefe de prensa del alcalde no me pilla el móvil y no me puedo ir sin cerrar la información.
Sigue Renzo:
-Antes las redacciones eran lugares excitantes en los que no se repetía ningún día. A veces había tiroteos y la noche era para el póquer. Todo eso ya no existe, son fantasmas, como yo. Otro fantasma … Seguir leyendo

Pequeñas mentiras sin importancia

E l cine francés es como los caracoles. O te gustan mucho o no los puedes ni probar. A mí el cine francés me gusta. Son como argentinos sofisticados. Comiéndose el coco, pero, en vez de con el descenso de River y el sentido de la existencia, con el millón de tipo de quesos y de amores y el sentido de la existencia. Pequeñas mentiras sin importancia es una película que pone la lupa sobre la generación que, al tiempo que supera los cuarenta, acumula tantas capas de mentiras que ni ellos saben qué es verdad y qué no. Los personajes, atrevidos, se preguntan quiénes son. ¿La profesional eficaz? ¿La madre volcada en su hijo? ¿La mujer seductora? ¿La esposa harta de las manías de su marido? O las cuatro. Y ellos, igual. Un grupo de amigos de esa edad conservan la costumbre de re-unirse por vacaciones. La clave es … Seguir leyendo

Merecen un respeto

Ya se abrió la veda a lo grande contra los indignados que están en las plazas. Rouco Varela dice que tienen problemas en sus almas. Esas mismas almas en las que Rouco, sin duda, es un experto, y que no se ven en las radiografías. Conde Roa, simplista, dice que el Obradoiro no está para ser un campamento okupa. Y pretende justificar su ataque diciendo que es un espacio público fundamental para los turistas. Si es público para los turistas, ¿por qué no lo es para los ciudadanos? Y ahora, la policía en Barcelona. El problema es que no entienden nada. No comprenden que no haya altercados. No asumen que las protestas pacíficas al fin son posibles en España. Quede en lo que quede, es muy digno que la sociedad civil haya reaccionado, entre otros males, ante la corrupción, el paro y los bancos sin control. Pero siempre se tiene … Seguir leyendo